Las aerolíneas que operan en el aeropuerto internacional Jorge Chávez están preocupadas por la falta de información y poca transparencia del concesionario de esta infraestructura -LAP, cuyo principal accionista es la alemana Fraport AG- sobre el mantenimiento que harán a la actual pista de aterrizaje, el cual está previsto para el 2023.
El concesionario adelantó -la semana pasada a gestion.pe- que “cuando entre en operación la nueva pista de aterrizaje en el 2023, unos meses después la actual pista de aterrizaje entrará en rehabilitación”.
“Esta rehabilitación, que estimamos se inicie en junio de 2023, se efectuará en fases y tendrá una duración aproximada de 14 meses”, añadió. LAP dice que está trabajando en la preingeniería y tras su definición, la información técnica será socializada con los actores correspondientes.
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¿Qué efectos tendrá la rehabilitación de la actual pista de aterrizaje? Peter Cerdá, vicepresidente regional de IATA, explicó a gestion.pe que, según les informó Corpac -ya que LAP no les brinda información-, una vez que entre en rehabilitación la actual pista de aterrizaje y se use la nueva pista (segunda pista), las operaciones por hora bajarán de 37 a 29.
“Lo que implica que 8 vuelos por hora se tendrían que eliminar o que los viajeros tengan 8 vuelos menos como mínimo de lo que había antes. Lo que conlleva a menos frecuencias e incluso algunos destinos podrían verse perjudicados. En concreto, la conectividad se verá afectada con menos vuelos y podría haber un impacto económico-financiero no solo para el pasajero, sino también para el transporte de carga”, precisó.
Hasta el momento -remarcó IATA-, LAP no ha dado a conocer a los operadores del aeropuerto, como son las aerolíneas, el estado de la pista actual, solo se ha advertido, de manera extraoficial, que quedará inhabilitada por mantenimiento durante un periodo que podría oscilar entre 14 y 18 meses.
En opinión de IATA este plazo es excesivamente largo.
“En este momento no se sabe qué tipo de mantenimiento se tiene que realizar a la actual pista de aterrizaje. Hay varios tipos de procedimientos. Por ejemplo, hay mantenimientos que duran tres semanas. En cambio, hay otros que toman más tiempo porque implica básicamente construir una obra completa. El concesionario del aeropuerto no ha indicado qué tipo de mantenimiento se requiere, cuál es el tiempo que va a tomar y cuándo vamos a coordinar las operaciones”, refirió.
Martín La Rosa, gerente de la Asociación de Empresas de Transporte Aéreo, agregó que la decisión de LAP de rehabilitar la actual pista de aterrizaje por 14 meses mellará la competitividad del país tomando en cuenta que lo hace cuando el aeropuerto Jorge Chávez “ya está completamente hacinado en sus horas pico”.
Un problema que se arrastra desde el 2017, sin vistas de solución.
“Lo que va a suceder es que por lo menos durante año medio, que de forma extraoficial se está comunicando que va a tomar la rehabilitación, toda esa competitividad que requiere el país se va a ver completamente afectada. Las aerolíneas no van a tener expectativas de crecimiento a corto y mediano plazo. Esas aeronaves van a terminar operando vuelos en otros países”, afirmó.
La falta de certeza respecto a los tiempos que demandará la rehabilitación de la actual pista de aterrizaje tendrá un impacto en los planes de las líneas aéreas que usan el aeropuerto capitalino, ya que si estas tenían una expectativa de crecimiento, de alcanzar cierto número de frecuencias y movilizar cierto número de pasajeros, estas proyecciones se verán seriamente afectados.
“En este momento, la industria no puede prever o empezar a planificar el futuro porque LAP no nos está dando la información. Imagínese, ya las líneas áreas están planificando los próximos 5 a 6 meses e incluso ya se están vendiendo boletos para las fechas extraoficialmente previstas para la rehabilitación, pero LAP no nos dice si va ver obras o no y cuál va a ser la capacidad”, acotó IATA.
La Rosa acotó que posiblemente entre abril y junio 2023 -de lo que se ha podido entender- se iniciarían los trabajos de rehabilitación de la actual pista de aterrizaje del aeropuerto Jorge Chávez a manos de LAP (cuyo principal accionista es la alemana Fraport AG). No obstante, reitera que no hay claridad ni información que provenga del concesionario
“Tenemos que exigirles (a LAP cuyo principal accionista es Fraport AG) apertura tanto en lo que va a ser el diseño de la nueva pista porque creemos, que hay cosas que podrían mejorarse, y en los procesos que se van a manejar para -dentro de estas limitaciones- tratar de afectar lo menos posible la capacidad. Todavía creo que podrían buscarse algunas mejoras en los procesos”, agregó.
Otro de los impactos que tendrá la rehabilitación de la nueva pista de aterrizaje está en los costos: de acuerdo a IATA dada la mayor distancia de la nueva pista (segunda pista) al terminal de pasajeros, los tiempos de rodaje de salida y entrada de las aeronaves a la pista podrían ser el doble de los actuales, provocando que los costos de las compañías aéreas se disparen en una cantidad adicional de aproximadamente US$ 520,000 por día.
Incluyendo el combustible extra para el rodaje de aproximadamente 120,000 kilos diarios. Esto también impactará el medio ambiente con cerca de 380,000 kilos adicionales de CO2. Estos costos adicionales podrían trasladarse a los usuarios finales.
“Obviamente (costos adicionales podrían trasladarse al viajero). Cuando hay un cambio en el mercado que cause menos capacidad, más restricciones, incremento de tasas o cualquier variante que quita la normalidad de la operación, siempre va a haber un impacto y por eso estamos pidiendo aclaraciones de LAP. La manera de mantener el estado actual es tener previsión”, mencionó Cerdá.
-Torre de control-
Respecto a las contradicciones entre LAP y Corpac sobre la operación de la nueva torre control.
Al respecto La Rosa recordó que había un compromiso de parte del concesionario de entregar la nueva torre de control a Corpac, en julio, para que este instale todos los equipos correspondientes, hecho que hasta el momento no se concreta.
“En la medida que tengamos la torre de control actual operativa, las operaciones no se verán afectadas. El problema en el retraso de la nueva torre de control refleja los retrasos en los compromisos y los horizontes poco claros de entrega. Estos hechos generan que la industria no pueda planificar realmente su horizonte comercial de frecuencia y vuelos. Tampoco tenemos -de parte de LAP- información oficial. Nos enteramos por los medios de comunicación”, puntualizó.