El consumo privado estuvo débil en los primeros tres meses del 2023, debido a los conflictos sociales y el impacto del ciclón Yaku. Una dinámica similar podría observarse en los resultados del segundo trimestre del año.
Según el Índice big data de consumo del BBVA Research, que se construye en base a montos de compras con tarjetas de crédito y débito que realizan las familias y los retiros de dinero a través de cajeros y ventanilla, indica un retroceso en mayo en términos reales (ajustado por inflación) por tercer mes consecutivo, señalando un debilitamiento del gasto familiar.
En particular, la variación fue negativa en 0.6%, luego de haber vistos retrocesos en abril (-2.5%) y marzo (-2.8%).
“El indicador apunta a un debilitamiento del consumo. El consumo que venía a ritmo de 9% (variación del indicador) en noviembre se desaceleró muy fuerte en diciembre y enero. En el primer trimestre, marcado por la conflictividad social, el gasto de las familias fue débil. En el segundo trimestre esa tendencia de consumo relativamente contenido se habría mantenido”, apuntó Hugo Perea, economista jefe del BBVA Research.
El crecimiento trimestral del consumo privado se ha desacelerado desde el tercer trimestre del 2022, según datos del Banco Central de Reserva (BCR). El registro de 0.7% que se alcanzó en el primer trimestre del 2023 es el más bajo (exceptuando el 2020) desde el cuarto trimestre del 2001.
Las razones
La dinámica poco favorable en el gasto de las familias, según Perea, está explicada por la erosión de la capacidad de compra que han tenido los ingresos de los consumidores, debido a una inflación que se ha mantenido en niveles elevados.
El acentuado aumento de precios ha sido una constante desde el 2021. En junio de ese año, el dato de inflación subió a niveles por encima de la meta del Banco Central de Reserva (entre 1% y 3%). A mayo del 2023, hay una inflación acumulada de alrededor de 18% desde inicios del 2021.
El economista señaló que lo anterior se enmarca en un contexto de altas tasas de interés, debido al ajuste monetario (para contener la inflación) que ha llevado a que la tasa clave del BCR, que influye (encarece en este contexto) en el resto de tasas del sistema financiero para empresas y personas, alcance un 7.75% desde niveles de 0.25% que se tenían en junio del 2021.
“Si bien ha habido una recuperación en el empleo, este es de menor calidad, y el avance básicamente se explica, en base a datos de Lima Metropolitana, por subempleo. Esto significa puestos de trabajo precarios y, por lo tanto, de ingresos más bajos. Además, la confianza del consumidor, según el indicador que publica Apoyo Consultoría ha mejorado, pero sigue en terreno pesimista. Estos factores podrían estar imprimiendo la dinámica de relativa debilidad”, apuntó.
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Al respecto Víctor Fuentes, economista jefe del Instituto Peruano de Economía (IPE), quien señaló el impacto de la inflación en el consumo, mencionó que el empleo precario, influenciado también por el retroceso de la inversión privada (12% en el primer trimestre), explica la debilidad del gasto de las familias.
Destacó que, y considerando los resultados de la economía de los primeros tres meses del año, se corrigió la proyección de consumo para el año a 1.7% (niveles no vistos desde el 2001) para el año desde el 2.4% que tenían.
“Buena parte del escenario de consumo tiene que ver con la recuperación precarizada del empleo, que se enmarca en un contexto de alta inflación. El empleo adecuado, si tomamos Lima Metropolitana, había estado cercano a niveles prepandemia, pero en los últimos meses ha perdido esa fuera y otra vez está por debajo de ese umbral”, anotó.
Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) para el trimestre móvil febrero-abril del 2023 para Lima Metropolitana la cantidad de personas adecuadamente empleadas es 4.3% menor a lo que se tenía en el 2019. Por su parte, los subempleados son 25.8% más respecto al periodo prepandemia.
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Rubros más golpeados
Datos de compras con tarjetas de crédito que recopiló el BBVA Research señalan una moderación en los gastos de alimentos en línea con la desaceleración de compras en supermercados y restaurantes.
Del mismo modo, se resaltó la contracción en las compras de bienes vinculados al hogar (decoración y muebles, jardinería, lavandería, mantenimiento de casa, y alquiler), y en transporte (compra de combustible, gasto en transporte público y taxis, mantenimiento de autos).
“Se puede estar en proceso, en el caso de alimentos, de convergencia hacia ritmos de crecimiento más usuales, pues en el contexto de pandemia las personas se sobreabastecía. En cuanto a bienes para el hogar, si bien también pasan por un proceso de normalización, es una de las categorías que se ajusta regularmente cuando hay una debilidad o cautela en el consumo. En general posiblemente el menor dinamismo económico esté trayendo una menor demanda de servicios como los vinculados al transporte”, apuntó Perea.
Dato
- El consumo privado representa alrededor del 65% del PBI.
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