El grupo francés Vivendi espera que Mediaset proponga una solución justa que respete los derechos de los accionistas minoritarios y los principios básicos de gobierno corporativo en la disputa que mantienen por la fusión del grupo italiano con su filial española, según confirmaron hoy a Efe fuentes cercanas a la operación.
Según estas fuentes, la empresa francesa, propiedad del multimillonario Vincent Bolloré, ha recibido señales muy diferentes de Mediaset en los últimos días sobre su disposición a resolver la disputa y espera una propuesta justa relacionada con la venta de las acciones de Vivendi y con garantías para el pleno respeto de los derechos de los accionistas minoritarios y los principios básicos de gobierno corporativo.
La Justicia italiana ha dado de plazo a ambos socios hasta el 29 de noviembre para que intenten llegar a un acuerdo antes de que examine el recurso de suspensión cautelar de la operación presentado por Vivendi, de igual forma que en España y en Holanda.
El pasado 22 de noviembre Mediaset, propiedad de la familia Berlusconi, informó de que votará un cambio en los estatutos de la eventual sociedad MediaForEurope (MFE), creada cuando se fusionen Mediaset Italia y España, en una junta extraordinaria de accionistas que se celebrará el próximo 10 de enero.
Serán unos cambios relacionados con los estatutos y con la gobernanza y tendrán que ser aprobados también por los accionistas de Mediaset España.
Vivendi controla el 28.8 % del grupo italiano, pero solo tiene el 9.99 % de los derechos de voto directos y el resto están en manos del fideicomiso Simon Fiduciaria, por orden de los reguladores italianos.
El pasado 4 de septiembre, Mediaset Italia y España aprobaron su fusión, pese a la oposición de Vivendi y con el veto contra Simon Fiduciaria, impuesto por la familia Berlusconi que no la permitió participar con los derechos indirectos del grupo francés.
Los medios italianos apuntan a que una de las razones principales de la falta de entendimiento entre Mediaset y Vivendi es que el grupo italiano ofrece a su socio galo 2.77 euros por cada una de sus acciones, lo que supondrá notables pérdidas para Vivendi, que las tiene compradas a un precio de en torno a los 3.7 euros.