Mientras las manifestaciones se agudizaban la semana pasada, en Cusco veían como -otra vez- una de sus principales actividades económicas se frenaba. El turismo representará este año el 2.5% del PBI nacional, pero en la región del sur significa algo mucho más importante: sostiene los ingresos de, por lo menos, 115,000 personas de forma directa y de forma indirecta de otros cientos de miles a lo largo de toda la cadena productiva.
El 2022, en conjunto, ha sido un año muy malo para los negocios turísticos cusqueños. Uno de los peores de la última década, si descontamos los últimos dos de pandemia. Diferentes factores lo explican: limitaciones de ingreso a Machu Picchu, paros, bloqueos de vías y la escasez de promoción del destino a nivel internacional.
Machu Picchu es la principal ‘ancla’ de turistas en la región. Hasta octubre, entraron a su llaqta (ciudad inca) 834,889 personas. Aunque ello es una recuperación respecto al 2020 y 2021, la cifra está por debajo de los 1.5 millones del 2019. Jean Paul Benavente, gobernador de Cusco, dice que este año se esperaba superar holgadamente el millón de visitas, pero ahora estiman cerrar solo en 985,889.
Protestas y más
Los paros también frenaron la actividad turística. En noviembre, por ejemplo, se suspendieron los trenes a Machu Picchu por protestas campesinas y de otros gremios. Ocurrió lo mismo en mayo y agosto. La reciente convulsión social que obligó a cerrar el aeropuerto por casi cinco días, terminó de echar al tacho el año.
“Aunque por estacionalidad, en enero, febrero, marzo y parte de abril, baja la presencia turística; ahora se ve comprometida esta etapa e incluso la operación turística hacia junio, julio y agosto, porque recordemos que las reservas se realizan hoy de cara a esas fechas”, comentó Benavente. Según el gobernador, el turismo pasará de ser 15% del PBI regional en 2019 a apenas entre 8% y 9% este año.
Otro factor que suma a este mal resultado es que en julio del 2020 se redujo la admisión a Machu Picchu a 2,244 visitantes diarios, con base en los argumentos de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco. Si bien esa cifra subió y hoy llega a 4,044, los operadores turísticos pedían que sea de 6,000. Benavente y John González, presidente de la Cámara de Comercio del Cusco, coincidieron que este es el peor año para el turismo, sin contar la pandemia, de la que no se había recuperado realmente.
Hoteles y hospedajes en Cusco
La ocupación de hoteles también refleja el pobre desempeño del sector en 2022. Este año, dice González, se esperaba un repunte importante a cerca del 80%, pero se llegó solo a una ocupación promedio de entre 60% y 70%. Todo el esfuerzo se desvaneció en diciembre, mes en el que se redujo a entre10% y 15% y, en algunos casos, a 0%, según las fuentes.
Henry Yabar, presidente de la Cámara Hotelera de Cusco, comentó que antes de la pandemia los precios de hoteles y hospedajes de hasta tres estrellas oscilaban entre US$ 40 y US$ 90, pero ahora están entre US$ 20 y US$ 50.
Erick Craff, Country Partner de Selina Perú, destacó la pésima experiencia que tienen los viajantes al querer conseguir tickets para Machu Picchu “debido a las equivocadas decisiones de Gobierno”. Detalló que no lograron cumplir sus proyecciones de inicios de año sobre la ocupación de Selina en Cusco: “Teníamos una ocupación proyectada de 70% y vamos a cerrar el año en promedio de 55% sobre todo por el bajón en diciembre que tendría que haber sido un buen mes”. Sobre el impacto de las movilizaciones, dice que han tenido un número importante de cancelaciones para diciembre y para los primeros meses del 2023, “pero poco a poco se ve la recuperación”.
Juan Stoessel , CEO de Casa Andina, refirió que el Perú se ha recuperado muy por debajo de países que compiten con nosotros en el mundo. “Esto no es por una falta de atractivo, sino que hemos tenido hasta hace unos días una gestión muy mala, como nunca en la historia del Perú se ha tenido, con cero promoción, cero comunicación, problemas en Corpac, con las autoridades, entre otros”, subrayó. Sobre el golpe de las manifestaciones, recordó que los hospedajes suelen registrar una ocupación de 100% en la segunda mitad de este mes, pero que esta vez ‘con suerte’ se llegaría a un 50%. Stoessel estuvo en línea con que este es uno de los peores años para el turismo.
Perú fue uno de los países que más tardó en regresar a la normalidad postpandemia, lo que impactó en la llegada de turistas extranjeros. El gobernador reconoció que hoy en día los visitantes internacionales y nacionales están en una proporción de 50% - 50%; cuando antes de la pandemia era un 70% - 30%, respectivamente. Esto tiene un impacto notorio pues un turista nacional gasta alrededor de 40% a 50% menos que el turista extranjero.
La temporada alta de visitas a Cusco es de abril a octubre, pero vuelve a tener un breve pico en diciembre. Los ingresos del último mes permiten pagar aguinaldos y bonos de trabajadores, además de sostener el negocio en la temporada baja. A la fecha, sin embargo, hoteles y hospedajes registraron hasta un 80% de cancelaciones y no esperaban que el 20% restante se mantenga. Según Yabar, además, tras las protestas el grueso de visitantes reservaría en la misma semana que planean viajar, ya no con anticipación.
Operadores turísticos
Al inicio del año, los operadores turísticos tenían una meta: alcanzar entre el 60% y 65% de los niveles de venta del 2019, según Miguel Velasco, vicepresidente de la Asociación Peruana de Operadores de Turismo Receptivo e Interno (Apotur). ¿El resultado del 2022? Un cierre entre el 40% y 45%.
“No ayudan las huelgas y paros que hemos tenido a lo largo del año y sobre todo esta catástrofe de diciembre, que no solo impacta en las cancelaciones de estas semanas; sino que turistas programados para enero y febrero están cancelando”, dijo.
Atrápalo.pe, agencia de viajes online, coincidió en que “la conclusión es negativa” para el 2022. En diciembre, ‘hubo un ‘parón’ de las ventas a ese destino”, pero esperan recuperar los niveles del 2019 el próximo año.
Inés Hochstadter, country manager de Despegar para Perú, Ecuador y Colombia, comentó que durante el 2022, sus ventas de paquetes a Cusco sí alcanzaron cifras prepandemia y con la información de reservas que tienen para este verano 2023, aún se observa a Cusco dentro de los destinos nacionales preferidos. Pero con las manifestaciones de diciembre, las reservas disminuyeron un 70%.
Las soluciones
El último fin de semana, el ministro de Economía y Finanzas, Álex Contreras, reconoció el impacto de las protestas en el sector turismo y precisó que -a nivel nacional- la industria está al 25% de lo que era antes de la pandemia. Por ello, anunció que se alista un plan para adoptar medidas a favor del sector.
Si bien ya diferentes actores han pedido algunas exoneraciones tributarias temporales, este no debería ser -dicen los entrevistados- el único tema que se aborde. Coincidieron en que faltó una mayor promoción del Perú como destino en el extranjero, lo que debe ser atendido de inmediato con las nuevas autoridades.
Otra necesidad urgente es la promoción de más atracciones turísticas. El Parque Arqueológico Choquequirao, por ejemplo, fue elegido recientemente por National Geographic como uno de los cinco destinos de aventura imperdibles para el 2023. Pero los visitantes que llegan están por debajo de 10,000 al año. La principal dificultad es que no se logró hasta ahora la licencia social para obras, como el teleférico, que faciliten el acceso.
Una solución más de largo plazo es cerrar brechas, no solo de conectividad, sino de salud o saneamiento. “En Cusco tenemos el puente Q’eswachaka, en Quehue. Si no hay saneamiento básico, el turista no se va a quedar allí y no va a generar economía local”, comentó Benavente.