La compañía estadounidense Live Nation, dueña del portal de venta de entradas Ticketmaster, negó este jueves las acusaciones de monopolio hechas por el Gobierno estadounidense, que han derivado en una denuncia por prácticas ilegales y anticompetitivas.
A través de un comunicado, la empresa se describió como “otra víctima” de la decisión de la Administración Biden de “entregar la aplicación de las leyes antimonopolio a un impulso populista” que es “simplemente antiempresarial”.
El Departamento de Justicia denunció este jueves a Live Nation por prácticas monopolísticas que derivaron en la subida de los precios de las entradas para los consumidores.
Así lo anunció el fiscal general estadounidense, Merrick B. Garland, en una rueda de prensa en la que afirmó que “las tarifas exorbitantes y las fallas tecnológicas” de la compañía “han sido criticadas tanto por fanáticos como por artistas” y además son “anticompetitivas e ilegales”.
“Live Nation ha monopolizado ilegalmente los mercados de la industria de los conciertos en vivo en los Estados Unidos durante demasiado tiempo y es hora de romperlo”, afirmó.
Según Live Nation la denuncia ha llegado tras “una intensa presión política sobre el Departamento de Justicia” y “una campaña de cabildeo a largo plazo por parte de rivales y corredores de entradas que buscan protección gubernamental para ellos mismos”.
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La compañía asegura que la denuncia ignora todo lo que en realidad es responsable del aumento de los precios de las entradas, desde el aumento de los costos de producción hasta la popularidad de los artistas, pasando por la reventa de entradas en línea las 24 horas del día.
“Es absurdo afirmar que Live Nation y Ticketmaster ejercen un poder de monopolio”, afirma la empresa en un texto en el que reconoce que ha mantenido durante los últimos meses conversaciones con el Departamento de Justicia en las que “fue evidente que simplemente no querían creer en las cifras”.
“Los datos entraban demasiado en conflicto con su idea preconcebida de que Live Nation pertenece a las filas de los otros monopolistas tecnológicos a los que han apuntado”, agrega el texto.
Según Garland, Live Nation “bloquea la competencia y la venta de entradas mediante el uso de contratos exclusivos” de venta que pueden durar más de una década y con la adquisición de lugares propios, entre otras técnicas.
La compañía controla al menos el 80% de la venta de entradas en las principales salas de conciertos; gestiona directamente a más de 400 artistas; controla más del 60% de las promociones de conciertos en todo el país y posee o controla más del 60% de los grandes anfiteatros de Estados Unidos.
Además, Ticketmaster impone, a juicio del Gobierno estadounidense, una lista “interminable” de tarifas al comprador: de emisión de boletos, tarifas de servicio, tarifas de conveniencia, tarifas Platinum, tarifas maestras de precios por orden, tarifas de manejo y tarifas de procesamiento de pagos, entre otras.
En junio pasado, tras las duras críticas que sufrió -especialmente por la venta de entradas de la gira de Taylor Swift- Live Nation se comprometió a ser más transparente con los precios que cobra a sus clientes, una aparente respuesta a la presión ejercida por la Administración Biden.
La demanda contra la compañía se convertirá en uno de los casos de competencia más importantes presentados durante la presidencia del demócrata.
En los últimos tres años, los reguladores federales han presentado cargos antimonopolio contra gigantes tecnológicos como Apple, Amazon y Google.
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