La compañía de telefonía móvil T-Mobile completó la adquisición de Sprint, su rival de menor tamaño, creando una nueva empresa capaz de hacerle competencia a AT&T y Verizon.
Las compañías anunciaron el acuerdo, entonces valuado en US$ 26,500 millones, hace dos años, pero los trámites se vieron demorados debido a objeciones de reguladores estatales y federales.
La Comisión Federal de Comunicaciones y el Departamento de Justicia de Estados Unidos aprobaron el pacto el año pasado, y dicho departamento ordenó a las firmas convertir a la empresa de televisión satelital Dish en una nueva compañía de telefonía celular, una condición inusual, para obtener la aprobación.
Diversos grupos de defensa de los consumidores calificaron esa condición de insuficiente para compensar los efectos nocivos de la fusión.
Fiscalías de varios estados presentaron una demanda para bloquear el acuerdo, afirmando que ocasionaría grandes aumentos en las facturas de los usuarios. Pero un juez federal aprobó la fusión en febrero.
T-Mobile sostiene que al contar con las redes de Sprint podrá fortalecer su alcance y reducir los precios a los consumidores. La empresa grande prometió a los reguladores no aumentar sus precios por tres años.
También el miércoles, T-Mobile anunció que su director general John Legere dejará el cargo un mes antes de lo previsto y que será reemplazado por el director de operaciones Mike Sievert.
Las acciones de Sprint dejaron de cotizarse el miércoles.