En su expansión internacional, la startup peruana Sugo abrió una operación en Colombia y ahora va por más. En el 2022, apunta llegar a México y mira a Chile para llevar su negocio de economía circular orientado a reducir desperdicios.
Su director de Sustentabilidad, Nicolás Dobler, señaló que el despliegue a nuevos territorios se hará con la inversión de US$ 1 millón del BID Lab. Asimismo, se apoyarán en capital semilla de Femsa Ventures y otras entidades que, en conjunto, totalizan US$ 5,5 millones.
En detalle, buscan llevar su modelo que incorpora una tienda online de descuentos, de excedentes de producción, artículos próximos a vencer, con imperfecciones en empaques y otros. En México, ya alistan la apertura desde hace dos meses.
“Solo en alimentos, son 2,5 billones de toneladas que se desperdician en el mundo al año, es cerca de 40% de lo que se produce y genera 8% de las emisiones de efecto invernadero. Por ello, queremos incentivar un mundo sin desperdicios”, dijo a Gestión.
A la fecha, Sugo –que forma parte de Sistema B, una organización que promueve modelos de negocio responsables- opera con productos de más de 120 empresas como L’Oréal, Nestlé, Bayer, Unilever, entre otras.
De todas las categorías, el cuidado del hogar está entre las más demandadas.
Proyecciones
Desde su creación en el 2019, Sugo ha recuperado 3,5 millones de productos que iban a convertirse en residuos. La meta es llegar a rescatar 65 millones, lo cual representaría 8 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, señaló Nicolás Dobler.
“Hoy ahorramos 1,400 toneladas de dióxido de carbono, de las cuales 800 toneladas ya fueron convertidas en créditos de carbono”, sostuvo, tras confiar en que la llegada a México acelerará el cumplimiento de sus metas.
La empresa espera participar en nuevas rondas de inversión este año para impulsar su expansión.
Créditos de carbono. A partir del financiamiento de BID Lab, Sugo también lanzará este año la primera versión de CoreZero, una plataforma de servicios de gestión, cuantificación y autenticación, que permite a las empresas que reducen residuos obtener una equivalencia de su impacto en unidades de CO2. Luego, ello se convierte en créditos de carbono para generar incentivos económicos y acelerar el impacto de sus acciones.