La compañía British Steel se vio obligada a declararse en quiebra, afectada por los problemas de la industria siderúrgica y el Brexit, lo que pone en peligro unos 5,000 empleos directos y otros 20,000 trabajos en la cadena de suministro.
La empresa había pedido un paquete de apoyo para afrontar problemas relacionados con la inminente salida británica de la Unión Europea.
Las negociaciones con el gobierno para obtener un rescate fracasaron, y el Servicio de Insolvencia de Gran Bretaña anunció la liquidación este miércoles.
“La prioridad inmediata luego de mi nombramiento como liquidador de British Steel será mantener la operación segura de la planta”, dijo el administrador judicial David Chapman en alusión a la planta de Scunthorpe, en el noreste de Inglaterra.
La firma seguirá operando y haciendo entregas a sus clientes mientras Chapman considera las opciones para el negocio.
El gobierno dijo que había hecho todo lo posible para ayudar a la empresa, lo que incluyó un préstamo a corto plazo de 120 millones de libras (US$ 152 millones) para el cumplimiento de pautas de emisiones. No se podía dar más porque constituiría ayuda estatal ilegal, dijo el secretario de Negocios, Greg Clark.
“Se me ha advertido que sería ilegal otorgar una garantía o préstamo bajo las condiciones de cualquier propuesta realizada por la empresa u otra parte cualquiera”, dijo el funcionario.
Los sindicatos habían pedido la nacionalización de la empresa, a lo que el gobierno se negó. El dirigente laborista Tom Watson dijo que la noticia era “pasmosa”.
“Es un testimonio de la falta de política industrial del gobierno y la farsa del Brexit fallido”, tuiteó.
La crisis pone de manifiesto los temores de los fabricantes británicos, que exigen claridad sobre los planes para la salida británica de la UE.
Problemas de larga data tales como los precios no competitivos de la electricidad siguen desalentando las inversiones en la manufactura británica, dijo Gareth Stace, director general de la cámara empresaria siderúrgica U.K. Steel.
“Muchos de nuestros retos distan de ser propios del acero: todo el sector manufacturero clama por certeza en torno al Brexit”, dijo Stace.
“Con la incapacidad para descifrar la relación comercial que tendrá el Reino Unido con su mercado más grande en apenas cinco meses, la planificación y la toma de decisiones han adquirido una complejidad de pesadilla”.