Yoselyn Malamud llega agitada, con botas de jebe como las que usan los obreros de la planta y algo despeinada. Es fácil imaginar que la gerente general de la Sociedad Agrícola Virú no pasa todo su tiempo detrás de un escritorio.

Afuera, en el campo, hace cerca de 30 grados y Malamud ha estado supervisando, como lo hace con regularidad, los procesos de cosecha y envasado de sus productos.

La Sociedad Agrícula Virú es una de las más de conservas vegetales en todo el mundo. Tiene 7,000 empleados y sus principales productos son el espárrago verde, el espárrago blanco, la alcachofa y el pimiento piquillo. Pero eso no es todo; Malamud cuenta que pronto comenzarán con la palta.

"Eso va a ser la línea de frescos y va a ser importante. En un futuro va a representar el 30% de nuestros ingresos", comenta.

Malamud también asegura que tienen un plan estratégico de inversiones que dará frutos en los próximos años. Este 2014 espera que la empresa facture cerca de US$ 130 millones y que el siguiente año crezcan 20%. "Queremos duplicarnos en cinco años y la base para eso ya está hecha", sostiene.

Cuando Virú comenzó en 1994, miró primero fuera del país, específicamente a España. Allí se comercializaba mucho blanco y era el lugar ideal para comenzar. Luego, se expandieron a Francia y, finalmente, a toda Europa.

En el 2000 ingresaron al mercado estadounidense y les fue bastante bien. "Hoy nuestras ventas van 45% a Europa, 45% a Estados Unidos y el resto se reparte en países como Japón, Canadá y otros mercados.

Ahora, en medio de rumores que indican que Virú ve con interés el mercado local, su gerente general asegura que no hay nada dicho por el momento.

"Nos interesa, pero todavía es un mercado pequeño. Pensamos más bien en Sudamérica. Hay mucho potencial en la región que antes no había. Chile está creciendo, Brasil, Colombia, hay mercados importantes allí. Europa del Este también. China por ahora no, porque los productos que nosotros vendemos no se consumen allí. Pero ya estamos en Japón", indica.

Cosas de insectosMalamud pasó de revisar con atención los estados financieros a fijarse en el pronóstico del tiempo con el mismo cuidado. Ella trabajaba para una consultora que había contratado Virú para que asesore en el levantamiento del primer crédito que tuvo la empresa.

Luego, apoyó en la implementación del sistema de información. Virú la contrató para su equipo de planeamiento financiero y, tras ello, pasó a ser gerente financiero. Fue directora de Operaciones por cuatro años y recién, hace poco más de un año, asumió la gerencia general.

"Nunca pensé que me dedicaría a este sector, pero me encanta. Todos los años son diferentes, cada cultivo es diferente y el clima es un factor muy importante que puede cambiar de un momento a otro, un insecto puede ayudarnos o condenarnos", sentencia.

Para Malamud, el clima y los insectos no son temas menores. Por eso invierten mucho tiempo y dinero monitoreando el clima, cuidando las temperaturas de sus huertos y usando tecnología de punta para prevenir cualquier plaga. "Otra forma que tenemos de lidiar con eso es la diversificación", apunta.

Diversificar es la claveMalamud ha repetido la palabra "diversificar" nueve veces durante nuestra conversación. No es una muletilla, es una prueba de lo interiorizado que tiene el concepto para su empresa. La diversificación es la biblia en el mundo de Virú.

"La idea es que ninguno de nuestros productos y líneas represente más del 20%, porque queremos estar diversificados en líneas de producto, mercado y zonas geográficas para minimizar nuestro riesgo de mercado, climático y moneda", explica.

Para cuidarse de los embates del clima, la diversificación es clave también.

"Si tuviera 100% del espárrago en un lugar, viene El Niño y lo mata. ¿Cómo lo corriges? Alcachofa, por ejemplo, lo tengo diversificado en toda la costa. Puede bajar el rendimiento pero tengo alcachofa en el sur, pimiento en el norte. Estando diversificados en diferentes geografías y diferentes productos, al final el clima lo manejas. Si hace calor, le pones más de un producto, lo fertilizas más, lo riegas menos", sostiene.

Malamud no quiere fotografías, dice que no son necesarias. No es una muestra de pudor, sino de humildad. La fotógrafa finalmente la convence y la gerente general de Virú posa para el lente. "¿Ya? ¿Es todo?", la ejecutiva quiere seguir trabajando.