En uno de los países que sufrió más muertes por covid-19, las personas intentaron prevenir los síntomas graves de diversas formas. Una de ellas fue ingerir más vitaminas que antes, un hábito que se ha mantenido incluso cuando ya pasaron las fuertes olas de la pandemia, según la Asociación Nacional de Laboratorios Farmacéuticos (Alafarpe).
Las importaciones de vitaminas ascendieron a US$ 40.8 millones en el año que pasó, un monto superior al año previo a la pandemia, en el que las importaciones sumaron US$ 37.2 millones. Este incremento en las compras se registró a pesar de que la alta inflación del 2022 naturalmente afectó a la capacidad adquisitiva de la población. Los principales países a los que el Perú compra estos suplementos son China, Suiza, Alemania, Estados Unidos y Reino Unido.
Al respecto, la directora ejecutiva de Alafarpe, Ángela Flores, explicó que las vitaminas pertenecen a la categoría de medicamentos de venta libre, que ha ido creciendo desde el 2018. “Esta tendencia se ha mantenido luego del covid. Las vitaminas son usadas para tratar síntomas de bajo riesgo sanitario, no necesitan prescripción médica y son recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como parte de una estrategia de autocuidado”, dijo a Gestión.
Elizabeth Cavero, gerente general de la Asociación Nacional de Cadenas de Boticas (Anacab), coincidió en que a partir de la pandemia “hay una mayor preocupación por fortalecer el sistema inmune consumiendo suplementos como la vitamina C o los compuestos de vitamina C y zinc, cuya demanda ya no se restringe sólo a la temporada de invierno”. Esto se suma a la demanda más tradicional de magnesio y de vitamina B. Además, observó un aumento del consumo de colágeno con fines estéticos y/o terapéuticos.
Como recordó, aunque su consumo no requiere de prescripción, los médicos suelen recomendar la vitamina B a los pacientes con anemia y a las mujeres embarazadas, para prevenir males del sistema neurológico en el feto. Al sumar el consumo tradicional con el nuevo consumo derivado de la pandemia, la demanda de la categoría de vitaminas ha creciendo 30% durante los últimos dos años.
Según Alafarpe, el consumo de vitaminas en el Perú suele ser más bajo que el promedio en América Latina. Sin embargo, durante la pandemia muchos peruanos afrontaron obstáculos para pasar por consultas médicas y recibir una receta, por lo que encontraron en las vitaminas un alivio para ciertos síntomas.
Las cifras de importación de vitaminas están íntimamente ligadas a la de su consumo en el país, puesto que la elaboración de estos suplementos es muy reducida en el Perú, indica Sandro Stapleton, presidente del Gremio de Salud de la Cámara de Comercio de Lima (Comsalud) .
El presidente del gremio explica que las exigencias para producir vitaminas son similares a la que afrontan las industrias para producir medicamentos para tratar distintos problemas de salud, pero estos gozan de más demanda y por lo tanto son más rentables. Por ende, el mercado interno de vitaminas es abastecido principalmente por las importaciones realizadas por grandes distribuidores. Estos productos se comercializan mediante las cadenas de farmacias, veterinarias, laboratorios clínicos, supermercados, cadenas de gimnasios, etc.
Las importaciones de medicamentos en general (que incluyen las partidas de uso veterinario, vitaminas, etc.) sumaron US$ 1,067 millones a lo largo del 2022, según Comsalud, lo que refleja una caída de 4.5% con respecto a los US$ 1,115 millones del 2021. Una de las partidas que presentó un mayor descenso es la de anestésicos, necesarios para las cirugías, que pasaron de US$ 13 millones en el 2021 a US$ 5,4 millones en el 2022.
Al respecto, Stapleton considera que en el 2021 hubo un mayor número de cirugías acumuladas debido a que en el 2020 muchas no se pudieron concretar. Posteriormente, la situación se regularizó y también la demanda de anestésicos.