Al menos 25,000 toneladas de café peruano (600,000 quintales aproximadamente) están retenidos en almacenes y depósitos de las cooperativas desde hace casi tres meses ante la falta de navieras que puedan completar la operación de exportación.
La situación está preocupando principalmente a los compradores tostadores pequeños y medianos de Europa y el Asia, señaló el gerente general de la Junta Nacional del Café (JNC), Lorenzo del Castillo, quien calcula que la cantidad de grano aromático que no ha podido movilizarse asciende a US$ 120 millones afectando la liquidez de los productores que, en un 80%, se encuentran arrastrando deudas en centrales de riesgo.
Este 2021 es un buen año para el grano aromático en términos de precios -en octubre el café pergamino se cotizó a US$ 200 el quintal en la Bolsa de Nueva York y a más de US$ 250 por un café orgánico o de precio justo-, sin embargo, el problema internacional de los fletes limita la oportunidad de hacer más envíos.
Así, en lo que va de enero a agosto el volumen exportado cayó 23.5% respecto al mismo período del 2020. La JNC ha corregido a la baja sus expectativas generales para este año y ahora estiman llegar a tres millones de sacos. En el 2020 fue de 3.6 millones.
“No hay mayor oportunidad de embarques en los puertos de Paita (Piura), Callao o Guayaquil (Ecuador) porque las rutas del Pacífico son las que tienen menos tráfico naviero y las empresas navieras prefieren atender las rutas de mayor tonelaje. Entonces, tenemos lotes de un mes y de tres meses paralizados y eso es una pérdida crítica”, señala Del Castillo.
Descartan hacer envíos por avión pues incluso con los altos precios del café el costo del transporte aéreo resulta mucho mayor. Frente a la situación esperan una reunión próxima con el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) a fin de encontrar una solución al problema naviero que muchos especialistas señalan, podría terminar recién en el 2022.
Producción a la baja
No solo los envíos, la producción del grano también cae, pero esto último explicado por los efectos del cambio climático que ha generado que la producción del café a menos de 1,300 m.s.n.m. no sea de calidad, así como también por el incremento de los costos de producción, entre ellos, por el alza del precio de los fertilizantes y el abandono por parte del Gobierno, refiere Del Castillo.
Así, para este 2021 se estima cosechar solo 250,000 toneladas de café verde, cifra similar a la del 2010. “Hemos retrocedido significativamente, diez años, en la producción de café que es consecuencia de una carencia de institucionalidad y donde el esfuerzo de pequeños productores se ha ido diluyendo y muchas áreas terminaron en abandono”, explicó.
Al respecto, el nuevo presidente de la Federación Nacional de Cafetaleras, Julio Moreyra, dijo que para el siguiente año se concretará la creación del Instituto Nacional del Café con tres sedes: Cajamarca, Junín y otro en el sur que está por definirse.
Además, alistan un plan de reactivación de la caficultura nacional, apuntando a un proceso de renovación con enfoque de fincas diversificadas. “Que las plantas ya instaladas potencien su producción con mejores prácticas agrícolas, y pasen de 800 kilos por hectárea a 1,200 kilos en próximos cinco años”, indicó.