A cuatro meses de haber abierto como uno de los primeros “wine bar” (bar de vinos) de Lima, Curador (Miraflores) enfrentó la llegada de la pandemia. Y si bien tuvo que adoptar el formato de restaurante, espera volver al concepto inicial y expandirse.
El sommelier y propietario de Curador, Andrés Orellana, explicó que los bares aun no pueden operar como tal por las restricciones sanitarias, pero retomarán una propuesta similar a la original (de hasta 180 etiquetas de vino).
Asimismo, proyectó llevar la marca a otras ciudades. “Curador siempre fue pensado para estar en diferentes puntos. Antes de la pandemia, el sueño era estar en Cusco, esperamos retomar esa idea”, comentó a Gestión.
Refirió que otra empresa abrirá un wine bar en Barranco y se alistan más proyectos de ese tipo en Lima.
Si bien reconoció que aún no cuentan con público extranjero -que hasta antes de la pandemia era 20% del total en Curador-, destacó que el consumidor limeño está abierto a probar nuevas experiencias e impulsa la reactivación del negocio.
La Niña y dark kitchen
Por la pandemia, Orellana cerró su restaurante de cocina peruana La Niña. Sin embargo, lo mantuvo vivo con el dark kitchen Pizza de La Niña, dentro de Curador. Ahora, alista la reapertura del local en Miraflores, a donde llevará esta cocina oculta.
“Haremos algo más estructurado. Generaremos un espacio donde haya una posibilidad muy grande de implementar otro dark kitchen, un modelo de negocio para generar startups, como un laboratorio para probar nuevos conceptos”, adelantó.
Refirió que La Niña reabrirá el 2022 y planean que Pizza de La Niña tenga su propio local, también en Miraflores o Barranco.
El dato
Importación. En su negocio de importación de vinos, Andrés Orellana también percibe el impacto del incremento de los costos logísticos en el mundo. Y es que, solo en el precio de los fletes, observa un aumento de entre 500% y 600%. “Vamos a seguir importando vinos, viendo cómo se comporta el público en los siguientes meses para asegurarnos de la importación”, anotó.