Thyssenkrupp podría vender la mayor parte de su división de fabricación de acero, dijo su presidenta ejecutiva, lo que supondría un cambio histórico en la estrategia del conglomerado alemán, que ha construido su legado de 200 años como uno de los líderes mundiales del sector siderúrgico.
“Ya nada es inconcebible”, dijo Martina Merz cuando Reuters le preguntó si Thyssenkrupp podría vender una participación mayoritaria en el negocio del acero. La ejecutiva advirtió, sin embargo, que cualquier desinversión sería problemática en el entorno actual.
“Los mercados de fusiones y adquisiciones están casi muertos”, dijo.
Merz hizo estos comentarios horas después de anunciar que el grupo estaba en conversaciones con competidoras sobre opciones de movimientos corporativos con su filial siderúrgica. Según Merz, la pandemia estaba abriendo nuevas posibilidades de cooperación.
“Estamos recurriendo a toda la gama de opciones”, dijo. “Eso significa que se están estudiando todas las formas de concentración empresarial, incluyendo fusiones, adquisiciones, que nosotros adquiramos competidores, y que nosotros desarrollemos la filial de forma independiente”.
El hecho de que la división de acero ya no se considere una parte esencial de Thyssenkrupp representa un cambio fundamental para una compañía que comenzó su actividad en 1811, cuando Friedrich Krupp montó una fábrica para fabricar acero fundido.
El negocio de acero de la empresa, el segundo más grande de Europa por ventas, está sufriendo ante el debilitamiento de la demanda, las importaciones baratas de China y el intento fallido de fusionarlo con la división europea de Tata Steel, una operación bloqueada por cuestiones de defensa de la competencia.