
Cuando Federico y Manuel Bobadilla imaginaban de niños su futuro en Canchaque, Piura, no sospechaban que los cultivos familiares con los que crecieron terminarían convirtiéndose en la base de Morandina, una marca que años después fortalecería una nueva categoría en la enología peruana. Esa semilla, sin embargo, germinó mucho tiempo después, cuando ambos trabajaban en rubros distintos —Manuel, su hermano y también cofundador de la empresa, en la agroexportación en Caraz, y Federico en el sector pesquero— y decidieron volver al origen: emprender desde la agricultura. Así, entre 2006 y 2012, iniciaron su camino con cultivos cortos como maíz serrano, cebolla y zapallo.
El punto de quiebre llegó en 2012, cuando optaron por apostar por los berries, anticipando el despegue del arándano y la curiosidad del mercado peruano por productos entonces costosos y poco difundidos. Comenzaron con un pequeño huerto que les permitió abastecer a supermercados locales, hasta que en 2017 formalizaron Agronesis del Perú, la compañía matriz que hoy agrupa a sus marcas: Morandina (vinos, panetones y licores) y Alyssol (frutas frescas, mermeladas y néctares).
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Para entonces, ya habían dejado sus trabajos formales. Desde 2015 se dedicaban a producir cítricos, manzanas, mangos y uvas para supermercados, pero el verdadero impulso llegó con la decisión de especializarse en berries: frambuesas, zarzamoras, arándanos y aguaymanto. El mercado empezaba a mostrar interés y la oferta local seguía siendo limitada. En paralelo, ampliaron su cadena de valor con congelados y luego experimentaron con jugos, néctares, mermeladas y finalmente fermentados. Fue ese proceso el que dio nacimiento a Morandina.
Crear una categoría desde cero
El vino de berries implicaba abrirse paso en un país donde el consumo vinero está concentrado y dominado por productos más tradicionales y de menor precio. Convencer al consumidor, posicionar un fermentado de mayor costo y explicar su origen fue un desafío aún más grande. “Ser pioneros en la categoría ha sido casi una locura”, admite Bobadilla. Sin embargo, la calidad del producto, sumada a sus atributos sensoriales —color, aroma, sabor—, les permitió ganar un espacio en el segmento AB.
La inversión acumulada para el desarrollo de la línea de vinos ya bordea el millón de dólares. El crecimiento ha sido orgánico, especialmente impulsado por tiendas orgánicas como Organa y Flor y Fauna, y por el interés del consumidor por opciones naturales y menos artificiales. Lima concentra el 50% de su demanda, seguida por Arequipa, Trujillo, Huaraz, Cusco, Puno y Huánuco.
A la par, uno de sus productos más atractivos es el panetón Morandina, hecho con harinas andinas y frutos deshidratados de sus propios campos. Aunque su producción no es masiva, logró incrementarla en un 50% este año. “Queremos estar en la mesa navideña con un panetón y un vino”, señala en conversación con Gestión.

Una empresa de productos saludables con visión de largo plazo
Agronesis cerrará el 2025 con ventas proyectadas de S/ 9 millones, frente a los S/ 6 millones del año pasado, impulsados este año por la exportación del colantao, una legumbre muy utilizada en la gastronomía china y peruana. Para 2026, la empresa tiene como meta duplicar sus ingresos.
En el caso puntual de Morandina, las ventas anuales alcanzarán S/ 1.2 millones, con una expectativa de llegar a S/ 1.5 millones el próximo año y duplicar esa cifra si logran avanzar con sus exportaciones. Aunque tienen la capacidad instalada para producir entre 200 mil y 500 mil botellas al año, Federico es claro: elaborar no es el reto, vender sí lo es. Por eso prefieren mantener lotes pequeños que resalten la exclusividad del producto.
En su planta de Caraz —la única por ahora— operan de forma artesanal, aprovechando el clima frío y la estabilidad térmica necesaria para la fermentación. Una expansión hacia Lima requeriría una inversión considerable para replicar ese ambiente controlado.
Un pie afuera: internacionalización en marcha
Este año, Morandina ya participó en el PeruFest de Miami, donde tuvo reuniones con actores del mercado y el consulado peruano. La marca también está en proceso de registrar productos en Estados Unidos y Francia, donde ya enviaron botellas que han despertado interés. España aparece también como un mercado estratégico, especialmente en zonas turísticas donde el consumidor busca propuestas distintas.
El lanzamiento de su nuevo destilado de berries —una mezcla de arándanos, frambuesas y zarzamoras— podría fortalecer el portafolio internacional. El producto está listo, tras dos años de desarrollo, pero aún no ha sido presentado oficialmente debido a la inversión que requiere su lanzamiento.

Berrimanía y el Patio de las Morras: experiencia y diferenciación
En paralelo, la empresa impulsa su oferta turística. En Caraz, han creado el Patio de las Morras, un espacio gastronómico y cultural dentro de una casa antigua con jardín central, plantas de berries y un pequeño museo del vino. Allí ofrecen la experiencia Berrimanía: visitas al campo, cosecha, picnic con mermeladas y vinos, y una cata guiada con productos de la zona. El ticket ronda los S/ 80.
Más allá del turismo, su diferenciación viene de origen: sus cultivos están en una zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional y de Biosfera Huascarán, con riego de deshielos y prácticas de control biológico sin agroquímicos. Trabajan con el Sernanp bajo un convenio de conservación y siembran retamas y plantas nativas para mantener el equilibrio natural de insectos y aves.
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Canales
Hoy venden en más de 40 tiendas orgánicas de Lima y en aplicativos de supermercados, además de licorerías, minimarkets, página web y distribuidores independientes surgidos en pandemia. Según contaron a Gestión, yodavía no ingresan de manera presencial a supermercados por razones estratégicas y de márgenes.

Licenciado en Ciencias de la Comunicación, con especialidad en Periodismo, por la Universidad Tecnológica del Perú, con más de 12 años de experiencia en medios de comunicación. Actualmente escribo sobre política, economía y actualidad.








