Moody’s Investors Service rebajó el jueves la calificación de familia corporativa y las calificaciones senior no garantizadas de Compañía de Minas Buenaventura a ‘B2′ desde B1. La perspectiva de las calificaciones se mantiene estable.
La rebaja refleja la expectativa de que las métricas crediticias de Buenaventura se mantendrán débiles en comparación con las expectativas originales de Moody’s y sus pares calificados de manera similar; con alto apalancamiento por encima de 6x, índices de cobertura de interés débiles por debajo de 1x y generación de flujo de caja libre negativo, lo que posiciona mejor a la compañía en la categoría de calificación B2.
Además, la acción de calificación incorpora las estimaciones de producción revisadas de la compañía que reflejan los efectos de la suspensión prolongada de las operaciones en Uchucchacua, una producción menor a la esperada en El Brocal luego del derrumbe de marzo y mayores costos en sus unidades operativas.
Buenaventura logró mejorar su liquidez luego de pagar la línea sindicada en febrero del 2022; sin embargo, un mayor gasto de capital relacionado con San Gabriel, junto con una utilidad operativa más débil, generará un flujo de efectivo de tarifas negativo que erosionará la liquidez a partir del 2023.
Si bien la empresa tiene una cartera equilibrada de metales básicos y preciosos, la estructura de costos actual tenía una flexibilidad limitada para soportar contratiempos adicionales. Estos desafíos operativos combinados con un entorno económico difícil que incluye precios de metales volátiles y condiciones de mercado, así como interrupciones en la cadena de suministro, limitan la visibilidad en el camino de desapalancamiento de la compañía.
Las consideraciones sociales y ambientales son importantes para la acción de calificación. Los puntajes E-5 y S-5 de la empresa ya reflejan la exposición inherente de la empresa a las protestas políticas y comunitarias locales, la dependencia del capital natural, el daño físico que puede causar la minería, incluidas las consideraciones de salud y seguridad relacionadas con el deslizamiento de tierra en El Brocal.
Buenaventura actualmente no cuenta con proyectos que lleguen a la fase de producción antes del 2025 para aumentar su producción, ayudando a mitigar la volatilidad en los precios y la producción. Moody’s asume sensibilidades de precio a mediano plazo de US$ 1,300-US$ 1,600 por onza de oro, US$ 17-US$ 21 por onza de plata y US$ 3-US$ 4 por libra de cobre; sin embargo, los volúmenes de producción de plomo, zinc y cobre de Buenaventura siguen siendo volátiles y los costos aumentan.
Al paro en Uchucchacua que inició en setiembre de 2021, le siguió la decisión de la empresa de solicitar una suspensión extendida de operaciones para enfocarse en mejorar la rentabilidad de esta unidad.
Uchucchacua operó en el 2021 con un costo aplicable a las ventas de US$ 28.73 por onza generando EBITDA negativo y flujo de caja libre, la pérdida de volúmenes de producción mayor a la esperada tendrá un impacto negativo en los resultados operativos de la compañía. Buenaventura actualmente está realizando desarrollo subterráneo y preparación de la mina con el objetivo de reiniciar la mina apenas en el cuarto trimestre del 2023 con una posición de costos mejorada; sin embargo, mientras tanto no habrá ingresos provenientes de esta unidad.
El tajo abierto de la unidad operativa El Brocal fue afectado por un deslizamiento de tierra ocurrido en marzo del 2022, resultando en la muerte de tres trabajadores. Si bien la causa del deslizamiento de tierra está bajo investigación, este evento provocó un cambio en el plan de la mina, lo que aumentó los costos relacionados con la rehabilitación posterior al accidente y provocó la necesidad de utilizar pilas de acopio de baja ley para abastecer la planta de procesamiento. Al mismo tiempo, la mina de cobre subterránea enfrenta presiones inflacionarias, así como costos de desarrollo adicionales, incluida la infraestructura para aumentar la mina subterránea.
Además de esto, Buenaventura está lidiando con problemas sociales que podrían retrasar el proyecto de San Gabriel, si no se abordan pronto. Buenaventura informó que esta situación no ha tenido ninguna implicación negativa en el cronograma del proyecto; sin embargo, dada la vida limitada de la mina de la empresa y la falta de nuevos proyectos que aporten un EBITDA significativo antes del 2024, existe una flexibilidad limitada en las inversiones de crecimiento de la empresa, incluidos los gastos de exploración y desarrollo; que según Moody’s generará un flujo de caja libre negativo hasta el 2024, lo que erosionará la liquidez.
El análisis de Buenaventura considera el saldo de caja de la compañía en US$ 326 millones a junio del 2022, flujo de caja libre negativo debido a las inversiones en San Gabriel y dividendos de Cerro Verde, que Buenaventura espera en alrededor de US$ 120 millones por año en el 2023 y 2024. Estas fuentes de efectivo serán suficientes para abordar los vencimientos de deuda de Buenaventura y las necesidades de servicio de intereses hasta fines del 2023. Sin embargo, la quema de efectivo asociada con la construcción de San Gabriel y en ausencia del reinicio de operaciones en Uchucchacua o la mejora operativa en las unidades operativas restantes, continuará presionando las métricas crediticias y de liquidez de la empresa.
La perspectiva estable refleja la expectativa de Moody’s de que las métricas crediticias de Buenaventura se mantendrán acordes con la categoría de calificación B2 y que los niveles de producción de la compañía continuarán aumentando desde los niveles del 2022 como resultado del progreso en la mina subterránea El Brocal y el reinicio de las operaciones en Uchacchacua.
Qué podría causar un cambio en la calificación
Un alza requeriría que Buenaventura registre una mejora sostenible en su posición de costos, lo que le permitiría a la compañía capear mejor las caídas significativas en los precios de los metales y mantener un margen EBIT estable, al menos alrededor del 8%, con un apalancamiento por debajo de 4x. Si la empresa logra asegurar fuentes de liquidez suficientes para cubrir la brecha relacionada con la inversión en San Gabriel, también sería positivo.
La calificación de Buenaventura podría bajar si la empresa no logra mejorar su rentabilidad y perfil financiero. También podría surgir una presión negativa si la empresa no puede aumentar su producción desde los niveles actuales o experimenta más desafíos operativos en sus minas, lo que lleva a un deterioro de la liquidez.
Cuantitativamente, el apalancamiento (deuda/EBITDA ajustado por Moody’s) consistentemente por encima de 4.5x podría resultar en una rebaja.