En diciembre del 2019, el Ministerio del Ambiente (Minam) publicó el Protocolo Nacional de Monitoreo de la Calidad Ambiental del Aire. Antes solo se podía medir la calidad del aire con equipos muy caros, con una efectividad del 100%. Con este protocolo se aprobaron métodos alternativos, con un 80% o 90% de certeza, y con un costo mucho menor.
Al abrirse el mercado, qAIRa, la empresa que monitorea el aire contaminado con ayuda de drones, registra en el presente año, el crecimiento más fuerte desde su creación, hace un lustro.
Esta normativa le permitió, en plena pandemia, sumar tres clientes nuevos del sector privado (rubros hotelero e industrial), y en el sector público (nueve municipalidades).
Los drones permiten tener diferentes aplicaciones como seguridad, medioambiente y topografía. Es por ello que la empresa tiene dos ramas: industrial y ambiental.
Cuentan con el sistema de venta de equipos, con licencia del software y mantenimiento, y tienen el modelo renting donde operan con el equipo y dan el servicio de monitoreo ambiental.
Uno de sus principales clientes es la minera Antamina, con los que desarrollaron soluciones como Drone Hangar, un sistema que permite tener al dron en campo operando de manera autónoma y al operario en casa.
También, a través de Compañía de Minas Buenaventura impartieron cursos de capacitación en drones, al igual que con otras empresas de este sector extractivo.
Actualmente tienen una red de 20 equipos midiendo el aire para entidades públicas y privadas. Para fines de año tienen como meta duplicarla, y convertirse en una de las redes más grandes de Latinoamérica.
“Para el próximo año tenemos planes de ampliar operaciones a otro país de la región – están evaluando Ecuador y Colombia-, con posibles partners en esas geografías”, señaló Mónica Abarca, gerente general de qAIRa.
Los equipos
Pero, ¿cómo funciona? Son equipos de multirrotores (drones) y aviones a escala que llevan una carga útil de sensores tanto de gases como material particulado. Todo eso se censa en vuelos y se crea un mapa georreferenciado de los puntos, con información que se obtiene mientras el drone está volando.
Por otro lado, cuentan con módulos en puntos fijos como postes y techos que monitorean el aire de manera estática. En ambos casos, la información se envía a través de la red móvil y se tiene en tiempo real en un aplicativo.
La empresa nació como una tesis universitaria de la PUCP y fue un proyecto que evolucionó en una startup. “A raíz que vimos que este producto tendría una buena recepción del mercado, el prototipo pasó al campo, encontramos potenciales clientes y llevamos a cabo la innovación”, comentó Abarca.
Sus asesores de tesis, Carlos Saito y Javier Calvo, se convirtieron en sus socios, y sacaron adelante el proyecto con fondos del Estado como Concytec e Innóvate Perú, y la mentoría del CIDE PUCP. Actualmente, la empresa cuenta con un equipo de 20 personas.
Empezaron a trabajar con empresas mineras en la rama industrial de drones, y en los últimos años hubo un interés creciente del sector público. Para la gerente, hay una preocupación por asegurar la calidad de vida tanto de las entidades del Estado por los ciudadanos, como de las empresas por los trabajadores y comunidades.
Efecto pandemia
Al ser una empresa de hardware y software, tiene una parte de manufactura, desarrollo e investigación. “Necesitábamos a nuestro personal en oficinas para seguir con ese trabajo. Esos cuatro meses de inacción fueron un golpe, porque no podíamos seguir produciendo. Pero sirvió de aprendizaje para pasar aún más a la virtualidad”, explicó Abarca.
Otra de las trabas se presentó con los protocolos en las mineras. “Al día de hoy es un tema poder subir a la mina, ya que se priorizan los trabajos críticos relacionados al proceso productivo”.
En sus planes inmediatos está el monitoreo en provincias, especialmente en Madre de Dios, donde la minería ilegal origina contaminación. qAIRa tiene un proyecto con Unicef para llegar con la tecnología de medición del aire al resto del país.