Desde tasas de interés milagrosas a inversiones de alto riesgo. Los acreedores expoliados y los empleados describen las tácticas desesperadas del gigante inmobiliario chino Evergrande para escapar de la bancarrota.
El mastodonte se había convertido en dos décadas en uno de los rostros más visibles del frenesí inmobiliario de China, en tanto millones de familias han podido adquirir la propiedad de sus hogares.
Hoy, el grupo se desmorona minado por una deuda de 260,000 millones de euros (unos US$ 304,000 millones), el equivalente al Producto Bruto Interno (PBI) de Rumania, por ejemplo.
Proveedores impagos y propietarios engañados se manifestaron la semana pasada ante la sede del grupo, en Shenzhen (sur). Escenas poco comunes en un país donde las protestas son muy poco toleradas.
Este grupo tentacular mantiene más de 1.4 millones de viviendas aún en plena construcción, que ya no puede terminar ni entregarlas a sus propietarios.
Totalmente acorralado, actualmente ofrece a sus acreedores los pagos adeudados en especie, como terrenos o plazas de estacionamiento. Ofertas por lo general rechazadas por los interesados.
“¡Lo que quiero es dinero!”, indicó un inversor llamado Feng. “Ni siquiera pienso mirar esta oferta”, añadió.
“Lo hemos perdido todo”
Ante la inminente amenaza de la bancarrota, Evergrande también ha propuesto en los últimos meses a sus empleados vender --pero también comprar para ellos mismos-- inversiones muy atractivas, pero de alto riesgo, de acuerdo a varios de éstos contactados por la AFP.
Una de ellas, de apellido Huang, asegura haber recolectado 1.5 millones de yuanes (unos 200,000 euros) con ayuda de su familia para comprar estos productos propuestos.
Las tasas de interés ofrecen una ganancia de entre 7% y 9%, según los empleados y folletos consultados por la AFP.
“Antes del vencimiento, nos pidieron que metiéramos más dinero en lugar de reembolsarnos”, revela. “Ahora, ya lo hemos perdido todo”, añade.
La AFP contactó con Evergrande para comentar estas informaciones, pero el grupo se negó a realizar declaraciones.
Una consejera financiera del sector de administración del patrimonio en Evergrande, quien se negó a identificarse por temor a represalias, confesó que era difícil resistirse a las propuestas de la dirección.
“Nos animaron intensamente a mejorar nuestros rendimientos, prometiéndonos bonificaciones”, destaca.
Como resultado, “muchos clientes depositaron todo su dinero y sus jubilaciones en Evergrande porque confiaban en Xu Jiayin”, fundador del grupo, quien en pocos años se ha convertido en uno de los mayores multimillonarios chinos, explica la empleada.
Pero, a comienzos de este mes, cuando se hizo difícil reembolsar, se volvió imposible contactar con la gerencia, afirma.
El sábado, Evergrande anunció que aplicaría “severas sanciones” a seis funcionarios de la empresa que, supuestamente, habrían logrado el reembolso de sus inversiones antes del plazo de vencimiento.
“Boquiabierta”
En pleno auge de la gigantesca burbuja inmobiliaria Evergrande se embarcó en proyectos faraónicos.
En Suzhou, ciudad cercana a Shanghái, famosa por sus canales y jardines imperiales, el grupo debía construir un enorme complejo residencial, con escuelas, un parque de ocio y un barrio comercial de estilo europeo.
Esta “ciudad turística y cultural de Evergrande”, sin terminar, se encuentra actualmente invadida por compradores furiosos que dudan que alguna vez puedan recuperar sus inversiones.
Un propietario, bajo cubierta del anonimato, señala que muchos compradores han sido persuadidos para que otorguen poderes a los empleados de Evergrande, con tal de que puedan firmar documentos en su nombre.
Después, el calendario para la entrega de los apartamentos fue cambiando, con la aparición de nuevas condiciones financieras en los contratos y hubo que empezar a pagar los gastos comunes del condominio inclusive antes de que entregaran las llaves. “Me quedé boquiabierta”, confiesa.
No obstante, la imagen del grupo inmobiliario permanece intacta en Cantón (sur), donde Evergrande completó la construcción de su primer complejo residencial en 1996.
“Originalmente, su objetivo era ayudar a familias comunes como la nuestra a pagar su apartamento”, dijo Liu, una maestra jubilada.
“Evergrande no es una empresa terrible. Se ocupó mucho de nosotros”, apostilló.