Ante una ligera reducción en los contagios por COVID-19 y en el número de fallecidos, el Gobierno evalúa reanudar algunas actividades dentro de las cuales figuran las vinculadas al deporte.
En esa línea, la Asociación Peruana de Academias de Natación (APACNAT) espera ser considerada dentro de este grupo de reapertura de actividades, considerando que sus negocios tienen mayor demanda en la temporada de verano 2021 (enero y febrero) y la cual está a pocos días de culminar.
El vocero del gremio, Rodrigo León Prado, alertó que si estas actividades no se incluyen en la reactivación económica que el Ejecutivo anunciará, entre 80 y 90 academias de natación cerrarían definitivamente.
En diálogo con Gestión.pe explicó que las academias que actualmente no pueden abrir se ubican en zonas de riesgo extremo: Huaraz (Áncash); Huánuco (Huánuco); Canchis (Cusco); Satipo, Chanchamayo, Tarma, Huancayo y Chupaca (Junín); Huamanga (Ayacucho); Ica y Chincha (Ica); Huancavelica y Tayacaja (Huancavelica); Lima Metropolitana y Callao, Huaura, Barranca, Huaral y Huarochirí (Lima); Ilo (Moquegua); Puno (Puno); Maynas (Loreto); Oxapampa (Pasco) y Tacna (Tacna).
“Con la actual situación ahora un 40% de las academias cerrarían, pero si no hay opción de abrir en la quincena de marzo, este lunes 15, con las nuevas medidas (del Gobierno), nos estaríamos elevando hasta un 50%, lo que representa entre 80 a 90 academias en la actualidad que dejarían de operar”, sostuvo.
Debilidades encontradas
León Prado indicó que estas academias en riesgo de cierre tienen debilidades en cuanto a su reanudación principalmente por tres motivos.
El primero de ellos es que estas no han sido beneficiadas por ningún tipo de crédito del Estado y tampoco han recibido algún beneficio tributario, ya sea exoneración de IGV o Impuesto a la Renta.
“Haciendo una comparación del sector turismo, este está siendo atendido y rescatado. El sector deportivo que también ha sido igual de golpeado, no ha tenido ninguna medida paleativa de parte del Gobierno”, dijo.
El segundo punto es que estas academias no tienen un lugar propio, lo que las hace más propensas al cierre de operaciones al no poder pagar el alquiler.
“Estas academias funcionan en locales alquilados y si dejan de funcionar, seguro (las personas) van a migrar a otro rubro, pero los locales van a seguir ahí y la infraestructura se irá deteriorando y depreciando”, sostuvo.
Señaló que las grandes academias cuentan con su propia infraestructura y pueden resistir esa crisis.
El tercer punto está relacionado con los ingresos que reciben las academias. Según explicó, en tiempos prepandemia, las academias recibían 1,500 personas entre los meses de enero y febrero a un costo promedio de S/ 250 mensual (por alumno) con lo cual se generan S/ 380,000. Ahora solo se pudo atender el mes de febrero, con lo cual se contaba con 750 alumnos, pero este número se redujo a 400 personas por la reducción de aforo. De este modo, solo se generó cerca de S/ 90,000, con lo cual se tiene un déficit de S/ 200,000 por academia.
Bajo este contexto, detalló que enero y febrero representan el 70% de los ingresos anuales, los mismos que han caído.
“Si no pudieron recabar el gran porcentaje de su utilidad en el mes de verano, será complicado que puedan sobrevivir con los meses de inverno”, dijo.
Agregó que se ha solicitado al Gobierno la apertura de esta actividad pues no hay ninguna razón epidemiológica ni científica que afirme que es un foco de contagio.
“Solicitamos que revise su propia estadística a través de los resultado que arrojó el 2020 con la alta tasa de mortalidad por obesidad. Que revise también que la piscina no es un foco de contagio porque el agua no transmite el virus y el cloro desactiva el virus que causa el COVID-19 y finalmente considere que hay más de 10,000 trabajadores solo en Lima que están imposibilitados de trabajar”, concluyó.