En más de ocho décadas, el icónico restaurante La Tiendecita Blanca nunca había cerrado sus puertas. Incluso cuando el atentado de Tarata (1992) trajo abajo todas las lunas del local, ellos siguieron operando.
Sin embargo, la pandemia del COVID-19 no tiene precedentes y esta los dejó en pausa durante diez meses. Cuando por fin decidieron abrir en diciembre del 2020 llegó la segunda ola. En enero se despidieron nuevamente.
“No quisimos darle un giro al negocio porque nosotros apostamos por la experiencia que tiene el cliente cuando llega hasta aquí, preferimos esperar”, sostiene Monika Bachmann, gerente de La Tiendecita Blanca.
Comenta que la decisión de reabrir responde a que la segunda ola está bajando y la población adulta mayor -el público que más asistía- ya se encuentra vacunada.
“Nos visitaban los bisabuelos, abuelos, toda la familia. Los que hoy tienen 30 años deben recordar este lugar como su casa”, dijo.
Ticket
Antes de que llegara la pandemia el ticket promedio de un comensal era de S/100 y la atención estaba a cargo de 50 colaboradores. La coyuntura los redujo en un 40% y hoy la carta también tiene costos más atractivos. “Desde diciembre ajustamos los precios porque debemos tomar en cuenta la competencia y lo que exigen los clientes. Dependiendo del producto pueden estar entre 15% y 20% menos”, sostuvo Bachmann.
Historia
En la década de los años 20 llegó desde Suiza Alberto Bachmann Schön para encargarse de la panadería y pastelería del Hotel Country Club en San Isidro. Es así que poco después decidió invertir sus ahorros en lo que hoy es La Tiendecita Blanca.
“Por aquí pasó Alfredo Bryce Echenique, Osvaldo Cattone, Mario Vargas Llosa, expresidentes”, recuerda la gerente.
En la actualidad, los esposos Monika y Alberto Bachmann continúan con este legado y ahora anuncian que la tercera generación está preparándose para asumir la posta: Daniela y Alberto Bachmann. “Nosotros estamos en una edad cercana a jubilarnos y hemos decidido que ellos refresquen el negocio”, señala Monika Bachmann.
Nuevo enfoque
En esa línea La Tiendecita Blanca apostó por hacer algunos cambios. “Durante los meses que cerramos trabajamos en una especie de rejuvenecimiento de los ambientes, incluso cambiamos el diseño de la carta a uno más moderno”, cuenta la empresaria.
Además, por primera vez en la historia del negocio se realizará servicio de delivery. “Esto estuvo en nuestros planes, pero llegó la segunda ola y no se concretó”. Para esto se unieron a las plataformas Rappi, Takeaway y Mesa 24/7. “Quisimos asociarnos con esta última porque es más sencilla para el público más adulto”, dijo.
Bachmann recalca que ahora buscan dirigirse a los más jóvenes y así lograr que se mantenga la tradición de ir a La Tiendecita Blanca. “La terraza tiene un ambiente muy juvenil, con un aforo para 40 personas e ideal para compartir una comida o un trago”, concluye.
Otrosí digo
Digitalización. Antes de la pandemia, La Tiendecita Blanca no era muy activa en sus redes sociales. “A raíz de que Daniela y Alberto entraron al negocio, estamos con más fuerza en esos canales”, comenta Monika Bachmann, gerente de la empresa. Agrega que para el público más adulto mantienen la comunicación por llamada telefónica y WhatsApp.