Un fin de semana de marzo, Javier Soltero, vicepresidente de Google, recibió un correo electrónico de su equipo en Europa. El ministro de Educación de Italia necesitaba poner en línea todo el sistema escolar del país, de inmediato, y quería saber si el software de Google podía hacerlo.
Soltero, que dirige el conjunto de herramientas de productividad G Suite de Google, llamó a su personal técnico. “¿Esto es algo que podamos hacer?”, recuerda haber pensado. Después de varios días y noches sin dormir, millones de niños italianos estaban estudiando desde sus casas a través de los servicios de Google.
Y en el transcurso del mes, un país tras otro hizo solicitudes similares a la división de Soltero. Las escuelas y universidades de todo el mundo se volcaron a internet cuando el coronavirus cerró la vida pública. Muchos recurrieron a la compañía de internet más grande del mundo.
“Hemos visto un crecimiento increíble”, dijo Soltero en una entrevista reciente. “En realidad refleja, desafortunadamente, el aumento y la propagación de la enfermedad”.
En los últimos años, Google de Alphabet Inc. se ha adelantado a sus grandes pares de tecnología en el mercado educativo mediante el obsequio del software y un fuerte acercamiento a los maestros. La pandemia está fortaleciendo aún más al gigante tecnológico. Google Classroom, un servicio gratuito que permite que los profesores envíen tareas y se comuniquen con los estudiantes, ha duplicado los usuarios diarios a 100 millones desde principios de marzo. Eso está potenciado el uso de otros productos, como Meet, que es una aplicación de videoconferencia que se está usando 25 veces más que en enero.
A la mayoría de las escuelas, Google no les cobra por usar Classroom. La verdadera recompensa son los millones de jóvenes que aprenden a usar su software. Cuando esos estudiantes ingresen a la fuerza laboral, es probable que sigan usando las versiones pagadas y que insten a sus colegas a que también comiencen a usar las herramientas.
Google Classroom ya era popular en Estados Unidos, pero ahora la demanda proviene de lugares que tenían pocos clientes antes del virus, como Italia e Indonesia, según Avni Shah, vicepresidenta de educación de Google.
La presencia de la compañía en las escuelas comenzó alrededor del 2014. En EE.UU., un nuevo estándar educativo, llamado Common Core, estaba ganando fuerza y requería evaluaciones en línea. Google inundó las escuelas con Chromebooks, computadores portátiles que funcionan con el sistema operativo Chrome de la compañía. Eran más baratos que los productos rivales de Apple Inc. y Microsoft Corp., y venían con aplicaciones de Google preinstaladas que incluyen Gmail, Documentos, Slides y Drive. El año pasado, Google controlaba el 60% del mercado de las computadores educativas en EE.UU., según la consultora Futuresource.
Los Chromebooks fueron unos de los primeros dispositivos de uso en escuelas que se conectan a la nube, lo que facilita el trabajo a profesores y alumnos, y permite mantenerse en contacto desde cualquier lugar. Según Mike Fisher, director asociado de Futuresource, eso ayudó a expandir el uso.
Google Classroom, de manera similar, está despegando porque es relativamente simple de usar y flexible. Compite con docenas de otros sistemas de gestión del aprendizaje, incluidos Canvas y Edmodo, que permiten a las escuelas cargar y realizar un seguimiento de las actividades de la clase. Classroom se sincroniza con esos sistemas y se integra con otras aplicaciones escolares que, como Google, ahora están en auge. Y, lo que es más importante, el producto de Google es gratuito, mientras que la mayoría de los competidores cobran dinero por las funciones premium.
La oferta de Google también es intuitiva. Según Fisher, los docentes sin experiencia en el aprendizaje remoto normalmente pueden cargar tareas de forma rápida e iniciar videollamadas sin mucha dificultad. “Esa solución es perfecta para la situación en la que estamos”, dijo.
La compañía ha estado desarrollando rápidamente nuevas características, gracias a cientos de empleados que se ofrecieron de forma voluntaria a cambiarse al equipo de soluciones educativas cuando el coronavirus comenzó a extenderse ampliamente, dijo Shah.
Recientemente, Google se comprometió a proporcionar conexiones de internet a 100,000 hogares en California y distribuir 4,000 Chromebooks a niños necesitados.
En Italia, Google se asoció con compañías de telecomunicaciones para que los estudiantes puedan usar una línea telefónica regular para al menos escuchar las videoconferencias con sus maestros. La compañía diseña sus aplicaciones para que funcionen en teléfonos inteligentes baratos y se usen sin conexión inalámbrica, explicó Shah.
Los programas de certificación han sido la piedra angular de la expansión de Google, al brindarle a la compañía un grupo de personas que usan sus productos y alientan a otros a hacer lo mismo.Cuando las escuelas finalmente se vuelvan a abrir, el mundo de la educación será muy diferente. Los reticentes a la tecnología que se resistían a utilizar productos basados en Internet, como Google Classroom, se verán obligados a usarlos y adaptarse.