En la expansión de las franquicias globales, América Latina sigue siendo una plaza natural crecimiento. Sin embargo, los países de la región no han estado libres de crisis políticas y, desde fines del 2022, éstas se profundizaron en Perú tras el cambio de Gobierno. Sin embargo, el apetito por el mercado local se mantiene, pero con ciertos reparos.
Jorge Lizan, managing director de Lizan Retail Advisors (LRA), con sede en Estados Unidos, señaló que el eco de las protestas locales en el exterior es menor y, más allá del daño a los negocios, el suceso de mayor impacto fue el cierre del acceso a Machu Picchu. Sin embargo, este ruido político basta para que las cadenas globales miren a Perú con cautela.
“No se ha creado aun tanta mala imagen del país, pero la información que ha llegado no se ve bien”, comentó a Gestión, tras considerar que la estabilidad mostrada por Perú a diferencia de sus países vecinos en años recientes se habría quebrado.
En esa situación, explicó que las marcas estadounidenses y de países desarrollados tienden a sobre reaccionar a estas coyunturas, poniendo en pausa o retrasando su apuesta por un nuevo mercado. En tanto, las cadenas de países vecinos reaccionan de manera menos alarmante.
“Las marcas de países de la región o en vías de desarrollo entienden que la inestabilidad es algo normal, son más resistentes a estos momentos”, anotó.
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Procesos en marcha
Consultado por la introducción de franquicias a Perú, Lizan indicó que tiene cinco procesos en marcha y esperan llegar a siete durante el 2023. En tiempos de menor conflicto, recordó que la tasa de éxito o probabilidad de traer una marca al país se ubicaba en 50%. Sin embargo, esta condición ha variado.
“Ahora, esta tasa de éxito es menor por la inestabilidad que vive el país”, sostuvo.
No obstante, destacó que se mantiene el apetito por Perú, incluido en planes de expansión que consideran en bloque a México, Chile y Colombia. En el mercado local, indicó que la apertura económica, facilidad para la importación y estabilidad de la moneda son factores todavía atractivos.
Más allá de los problemas políticos, el ejecutivo admitió que las variables de interrupción de las negociaciones son diversas. Entre ellas, el cambio de estrategia de la cadena global o de las proyecciones de rentabilidad, inconvenientes con el registro de marcas y otros.
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Las marcas, rubros y sus estrategias
Para Perú, Lizan detalló que negocian el ingreso de las cadenas de zapaterías FLO (Turquía), que tiene más de 600 tiendas en 21 países, y Toni Pons (España); así como de una marca estadounidense de accesorios y otras, principalmente del sector de moda.
En el mercado local, explicó que dicho rubro tiene un mayor espacio que las franquicias de comida fusión o de fast food vinculado al pollo. Y es que, ante la alta competencia local, estimó que éstos conceptos encuentran mayores barreras de entrada.
Refirió que las marcas de calzado y accesorios que representa apuntan a una expansión a nivel nacional en malls, de la mano de un franquiciado master. En tanto, los interesados en tomar este tipo de franquicias son grupos operadores chilenos, colombianos o panameños, tiendas multimarca y departamentales.
Franquicias nacionales superan a extranjeras
La Cámara Peruana de Franquicias estima que Perú alberga a alrededor de 600 de estos modelos de negocio. De ellos, el 55% son franquicias nacionales. Hace pocos años, las cadenas globales eran la mayoría.
Tras facturar US$ 1,300 millones el 2019, las ventas de este sector bajaron alrededor de 30% el 2020, debido al impacto de la pandemia. El 2021 se inició la recuperación y al cierre del 2022 se estimaba que la facturación volvería al nivel del 2019.
Para el 2023, el gremio apuntaba a que el mercado de franquicias crecerá en dos dígitos.
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