Un grupo de pequeñas empresas brasileñas anunció el jueves un plan para certificar que el ganado amazónico destinado a la producción de carne y cuero se ha criado sin causar deforestación.
El grupo aún no ha incluido a los mayores frigoríficos y, de momento, la iniciativa abarca una pequeña fracción de los 234 millones de cabezas de ganado de Brasil, pero es un paso adelante para que los consumidores puedan elegir con conocimiento de causa cuando compran productos.
La Iniciativa de Certificación de Origen e Implantación de la Trazabilidad (COTI) coloca dispositivos de seguimiento en cada res. Hasta ahora se han rastreado más de 113,000 desde que se puso en marcha un proyecto piloto en el segundo semestre del año, según informaron las empresas en un comunicado y esperan rastrear más de 200,000 animales a mediados de enero.
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Durlicouros, una de las cinco empresas que participan en la iniciativa, afirma que puede controlar toda su cadena de suministro.
“Pronto nuestros clientes europeos podrán introducir un código en una plataforma y tener acceso a toda la información sobre el animal que ha generado ese producto”, declaró Ivens Domingos, director de sostenibilidad de la compañía.
Los gobiernos europeos han intentado tomar la iniciativa en materia de cambio climático y, aunque las consideraciones económicas y políticas han ralentizado los avances, la presión en favor de la sostenibilidad es alta tras un año de temperaturas récord, sequías, incendios forestales e inundaciones.
En la Amazonia, la mayor selva tropical del mundo, se deforestaron 9,001 kilómetros cuadrados en los 12 meses transcurridos hasta julio.
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La declaración del jueves, citando datos del gobierno, decía que alrededor del 40% de la producción ganadera brasileña se origina en nueve estados amazónicos.
Los pastos para el ganado son el uso inicial más común de las zonas deforestadas en la Amazonia y la vecina sabana de Cerrado, una práctica que se enfrenta a estrictos límites legales, pero que continúa de forma ilegal.
La situación pone en peligro los compromisos climáticos de Brasil para acabar con la deforestación en 2030 y amenaza las exportaciones de productos básicos como la carne de vacuno y el cuero a importadores preocupados por el medio ambiente.
Fuente: Reuters
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