Un estudio de KPMG del año pasado revela que el 79% de directores en América Latina considera que la junta directiva es responsable de supervisar los asuntos ESG, pero solo el 9% cree que está muy bien preparado para hacerlo. “Es muy importante que la agenda ESG se plantee en el directorio porque este debe estar al tanto de los resultados en el largo plazo. Hablar de sostenibilidad es hablar de largo plazo”, asegura Alejandro Fontana, director del Grupo de investigación Sostenibilidad e Indicadores ESG del PAD Escuela de Dirección.
Además, una adecuada agenda ESG obliga a mirar fuera de la empresa, pues los problemas que afectan la sostenibilidad afligen a todo el sector y su solución muchas veces reclama la participación de entidades de la administración pública. “Por lo tanto, los miembros del directorio están llamados a apoyar en el relacionamiento que demanda la solución de problemas comunes a varias empresas”, apunta Fontana.
“La inclusión de la agenda ESG en el directorio garantiza que estos temas sean parte integral de la toma de decisiones estratégicas”, concluye Willard Manrique, CEO del Grupo Crosland y miembro del directorio de Mambo. Esto es así porque los criterios ESG están vinculados a los riesgos que corre la empresa, según se desprende de la última encuesta anual que PwC realiza a 600 directores de empresas americanas que cotizan en bolsa.
Coca-Cola, por ejemplo, tiene un enfoque integral y transversal hacia el agua, el principal insumo de sus bebidas. Verónica Bonifaz, directora de Asuntos Públicos, Comunicaciones y Sostenibilidad para Perú y Ecuador de Coca-Cola, explica que la estrategia de la compañía tiene que ver con la eficiencia operativa y el devolver a la naturaleza y las comunidades la totalidad del agua usada. “Los criterios ESG son parte inherente de nuestra estrategia de negocio y, por lo tanto, forman parte permanente de la agenda de trabajo de los directorios”, afirma.
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La ejecutiva recuerda que un directorio crea valor a través de sus cinco funciones clave: el cuidado y la promoción de la sustentabilidad viable, la gobernanza, la estrategia, la supervisión y el control, y el apoyo a la gestión. “El rol de los directorios está estrechamente ligado a los criterios ESG, pues son los responsables de adoptar estas prácticas en sus organizaciones de forma estratégica y transversal, con el fin de mantener una rentabilidad saludable a largo plazo, y crear bienestar a sus grupos de interés y a la sociedad en general”, comentó.
Foco en el país
En Perú, solo el 28% de los directorios tiene un rol activo dando lineamientos estratégicos de sostenibilidad frente al promedio regional de 64%, según el estudio Direccionando la Sostenibilidad desde el Directorio 2022. “Si bien los directores peruanos están involucrándose [en la agenda ESG], su liderazgo podría ser más proactivo”, enfatiza Manrique.
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El mismo estudio destaca que las prácticas laborales y el bienestar de los trabajadores (22%), así como la transparencia y medidas anticorrupción (12%) son los temas ESG que más se priorizan. Los aspectos ambientales y climáticos aún no encuentran el mismo dinamismo. “Las empresas que ignoran estos aspectos corren el riesgo de quedarse atrás y enfrentar consecuencias negativas en términos de reputación y rendimiento financiero”, advierte el ejecutivo.
Bonifaz reconoce el desafío que representa para los directores conectar temáticas tan complejas como el cambio climático o la igualdad de oportunidades a la estrategia de negocios. De hecho, cada vez menos directores sienten que los temas ESG están relacionados con la estrategia: según la encuesta de PwC, del 64% que así lo pensaba en 2021 se ha caído al 54% este año. “De allí que resulta importante contar con directores preparados para comprender las fuerzas emergentes del mercado, los cambios sociales y ambientales que pueden orientar a la compañía en el camino a vincular los criterios ESG con el negocio”, dice.
Desafíos
Entre los principales retos que enfrenta el tratamiento de temas ESG en los directorios se encuentran la resistencia al cambio, las presiones a corto plazo, la falta de diversidad de perfiles, y la complejidad de medir datos ESG, indica Manrique. Pero quizás el más frecuente sea la falta de conocimiento.
Fontana resalta que si los miembros no tienen conocimientos y experiencia sobre cuestiones sociales y medioambientales, difícilmente dichas cuestiones se valorarán adecuadamente. La encuesta de PwC revela, por ejemplo, que el expertise financiero es el más valorado en un board (90%), al ser considerado como un atributo muy importante, mientras que un 8% aún considera que la experiencia en medioambiente y sostenibilidad es “para nada importante”.
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