Cuando uno tiene una empresa o emprendimiento es importante conocer cuáles serán los costos que generará. Si no se realiza este trabajo se corre el riesgo de ganar menos de lo que se esperaba, incluso se puede llegar a sufrir pérdidas. Si desea que su negocio perdure en el tiempo debe identificar los costos fijos y los costos variables, pero sabe ¿qué son y en qué se diferencian?
Son los que no dependen del volumen de producción de una empresa; es decir, no cambian en absoluto y si lo hacen tienen que ver con el contexto y en función de las circunstancias. Entre los ejemplos más comunes encontramos el alquiler de un local, pagos de seguros, salarios anuales, entre otros, pues al ser todos iguales durante un año pueden ser presupuestados. El negocio deberá realizar estos gastos, a pesar de que no produzca nada.
Son los que cambian en nivel a la producción y varían todos los días, meses y años. Así tenemos el precio de la materia prima que varía constantemente. Por ejemplo, agua para elaborar gaseosa; tela, hilo y botones para una prenda de vestir; cacao para chocolates; etc.
Estos pueden dividirse en: costos de operación que incluyen servicios como agua y luz, suministros de oficina, servicios profesionales cobrados por hora, entre otros; y los costos de bienes vendidos; es decir, a medida que aumenta la producción, los costos variables también aumentarán como mayores gastos en materia prima, costos laborales directos y comisiones por ventas.
Dependiendo de la política de una empresa, los gastos como mantenimiento de equipo pueden ser fijos y variables a la vez. Si se hace en función a la producción se trata de costos variables y si se realiza cada cierto tiempo, sin importar la cantidad producida, será costo fijo.