Fue en agosto de 2018 cuando, pala en mano, el entonces ministro de Hacienda de Chile, Felipe Larraín, dio inicio simbólico a la ampliación de la planta que la compañía AB InBev tiene en Quilicura (Chile), y actualmente las obras cuentan con un 70% de avance.
“Ya se tiene lista la parte de envasado de latas y estamos haciendo modificaciones en la línea de schop y de vidrio”, indicó el gerente general de la empresa, Luis Vives, según reportó el diario chileno Pulso.
Y la parte de las obras que faltan tienen relación con ajustes de tecnología, entre otras obras de menor tamaño, por lo que la compañía decidió complementar las inversiones asociadas, pasando de US$100 millones a US$130 millones.
Junto con la ampliación, también inaugurarán en los próximos meses una planta de tratamiento de efluentes, que permitirá reutilizar el agua para otros procesos internos.
Y si bien la referida ampliación que se prevé esté inaugurada en los próximos tres meses tiene como objetivo triplicar la capacidad productiva de la planta para competir con fuerza en el mercado chileno, también se buscó sustituir importaciones, para fabricar casi todas sus marcas localmente.
Así, han comenzado a producir la emblemática cerveza peruana Cusqueña, que antes la importaban desde Perú y ahora solo están trayendo una parte; la otra marca que están produciendo al 100% es Becker.
Estallido social
Como casi todo el consumo en el mercado chileno, la cerveza también se vio afectada en las primeras semanas de la crisis, impactando en las ventas.
“Nuestra prioridad fue la seguridad de la gente. Tuvimos que parar la cervecería e incluso no salir a vender algunos días, pero después pudimos, con cierta flexibilidad, lograr una producción estable”, indicó Luis Vives.
Agregó que esta situación no afectó los ánimos de inversión y crecimiento. “Nosotros creemos en Chile y por eso decidimos, después del estallido, hacer esas inversiones adicionales de US$30 millones. Eso es un signo importante de cara a Chile y la economía local”, mencionó.