Según cifras de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), de enero a agosto del presente año, la importación de motos eléctricas cayó 8.57% respecto a similar periodo del 2019, acumulando 9,735 unidades. En esos ocho meses, China fue el principal proveedor de estos vehículos lineales, representando el 89.03%.
Uno de los pioneros en este mercado es Cattini, marca lanzada por la empresa Rumi Import, propiedad del grupo Metalindustria. Desde hace tres años, estas motos eléctricas son traídas desde plantas ensambladoras ubicadas en China, con la incorporación de tecnología italiana en sus diferentes modelos.
Paul Mendoza, gerente general de Cattini, explicó que la caída en las importaciones, luego del boom de los primeros años, se debe a un decreto supremo del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) que exige a estos vehículos contar con placa de rodaje, licencia de conducir y SOAT.
La norma fue dictada en enero del 2019, con un plazo hasta julio del 2020 y señala que los vehículos eléctricos de la Categoría L1 (velocidad máxima de 50 km) y L3 (velocidad mayor a los 50 km), deben estar registrados en Sunarp.
“Esta regulación ha afectado a las ventas de esta clase de vehículos eléctricos, y nos hemos visto obligados a traer productos que no necesiten placas, como monopatines y bicicletas eléctricas. Porque el valor agregado de una moto eléctrica es que es un producto de fácil uso, y que no necesitaba mayor trámite y eso le gusta a las personas”, comentó.
Anunció que para enero y febrero del 2021 les llegará un lote diverso de productos que no necesitan mayores trámites. Y con mejores precios. Mientras que las motos eléctricas pueden costar alrededor de US$ 1,500 (equivalente a S/ 5,400), la marca planea traer bicicletas y monopatines eléctricos con un precio tope de S/ 1,000.
La promesa de una moto eléctrica es una autonomía de 25 a 30 km/h (dependiendo del peso y el modelo puede tener mayor recorrido), y con una carga de 6 a 8 horas, que representa un gasto de S/ 0.50 de electricidad. “Además, es un producto más limpio, que respeta la contaminación sonora y del medio ambiente”.
Vuelta de tuerca
Antes de pandemia, el principal medio de contacto con los clientes de Cattini era a través de las redes sociales. Los interesados separaban una cita y les llevaban los vehículos a casa para hacer un test drive. También participaban en diferentes eventos, donde exhibían sus motocicletas. Y en menor medida en su showroom del Parque Industrial del Callao.
Por la pandemia, cerraron las operaciones hasta junio, mes en el que pudieron reabrir su almacén y showroom. Mendoza refirió que, ante el riesgo de contagio, muchas personas consideran adquirir esta clase de vehículos para no tener que subirse al transporte público.
“Teníamos una expectativa de crecimiento para este año de 20% comparado al 2019, pero no lo vamos a lograr por la pandemia y, en consecuencia, por haber estado cerrados varios meses. Pero me atrevería a decir que será un número similar. En agosto, setiembre y octubre hemos recuperado los niveles de venta del año pasado, si comparamos mes a mes”, enfatizó.
Al ser un mercado nuevo, Mendoza señaló que están en constante aprendizaje. Como prioridad buscan mantener un buen stock, y asegurarse de siempre abastecer la demanda. No solo de los vehículos, sino también con repuestos para el servicio posventa.