La compañía Boeing anunció este lunes la compra de Spirit AeroSystems, fabricante estadounidense de estructuras aéreas (manufactura el fuselaje de varios modelos Boeing, incluido el problemático 737) por un valor total de US$ 4,700 millones.
Según explicó Boeing en un comunicado en el que detalló el acuerdo, pagará US$ 37.25 por cada acción de Spirit (compañía que ya fue parte de Boeing antes de separarse hace dos décadas), hasta totalizar 4,700 millones, que ascienden a 8,300 millones si se incluye la deuda de Spirit, ahora asumida por Boeing.
La compra de Spirit abarca “todas las actividades comerciales relacionadas con Boeing, así como otras actividades comerciales, de defensa y posventa”, señala el comunicado, y garantiza la continuidad de actividades de apoyo a otros clientes de Spirit.
Entre estos clientes cabe citar al Departamento de Defensa de Estados Unidos y otros del sector militar, pero también Airbus, el gran competidor de Boeing, del que Spirit es uno de los principales proveedores (fabrica su Airbus 220 en Belfast).
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Al respecto, el comunicado resalta que Spirit ha firmado con Airbus un acuerdo vinculante según el cual la compañía europea adquirirá “determinados paquetes de trabajo comercial” de los que ahora Spirit realiza para ella.
Spirit va a vender parte de la planta de Belfast (pero no las actividades relacionadas con Airbus), la de Prestwick (Escocia) y la de Subang (Malasia).
A los pocos minutos de anunciarse el acuerdo, las acciones de Boeing en Wall Street subían un 1.97% y las de Spirit un 3.29%.
A tres bandas
Su rival Airbus SE también se hará con partes de Spirit que fabrican piezas para sus operaciones, y el fabricante europeo de aviones pagará un precio nominal de US$ 1 por los activos, al tiempo que recibirá US$ 559 millones en compensación, según otro comunicado.
“Creemos que esta operación redunda en beneficio de los pasajeros, los clientes de nuestras aerolíneas, los empleados de Spirit y Boeing, nuestros accionistas y el país en general”, declaró Dave Calhoun, director ejecutivo de Boeing.
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La compleja operación a tres bandas vuelve a unir a Boeing con una operación que escindió en 2005 como parte de una campaña más amplia de recorte de costos y externalización de activos. La decisión de reincorporar a Spirit se produjo tras el accidente casi catastrófico del 5 de enero, en el que un fuselaje ensamblado por Spirit perdió un panel en forma de puerta durante el vuelo.
Este percance desencadenó una reacción en cadena en Boeing, que se ha visto sometida a una reorganización general de la dirección, a investigaciones federales y al escrutinio de los organismos reguladores.
El precio que paga Boeing es un 30% superior al precio de cierre de las acciones de Spirit el 29 de febrero, un día antes de que las empresas confirmaran que estaban en conversaciones para fusionarse.
Airbus dijo que había firmado un “acuerdo vinculante” con Spirit por el que el fabricante de aviones se hará cargo de las instalaciones que fabrican secciones del fuselaje del A350 en Kinston, Carolina del Norte, y St. Nazaire. También tratará de comprar la producción de alas y fuselaje medio del A220 en Belfast (Irlanda del Norte) y Casablanca (Marruecos), así como la fabricación de pilones del A220 en la sede de Spirit.
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El cierre de la operación está previsto para mediados del próximo año. Boeing declaró que se hará cargo de “la práctica totalidad de las operaciones comerciales relacionadas con Boeing”, así como de otras operaciones comerciales, de defensa y posventa.
El acuerdo alcanzado tras meses de negociaciones se produce cuando Boeing se acerca a otro hito, un acuerdo con el Departamento de Justicia de Estados Unidos que potencialmente implicaría declararse culpable de fraude criminal en relación con dos accidentes de los aviones 737 Max que ocurrieron uno tras otro en 2018 y 2019.
El Gobierno estadounidense planea presentar cargos contra Boeing, dejando al fabricante de aviones la elección entre declararse culpable o asumir el riesgo de ir a juicio, según dijeron el domingo personas familiarizadas con el asunto.
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