Big Bang Films, productora detrás de éxitos de taquilla como “No me digas solterona” o “La peor de mis bodas” afina algunos detalles para continuar con la buena racha en la cartelera este año. Sus socios Carlos Peñaranda y Sandro Ventura nos cuentan los cambios que planean llevar a cabo este 2023.
Lo primero que ambos socios comentan es que el cine peruano aún no ha recuperado sus niveles prepandemia. Por ejemplo, “No me digas solterona 2″ llegó a ser la más taquillera del 2022. Sin embargo, un éxito de taquilla del año pasado difiere mucho de uno previo al 2020. El año pasado esta cinta registró 290 mil espectadores, mientras que en el estreno del 2019 fueron 800 mil personas.
“El mismo resultado han tenido producciones como “¿Nos casamos? Sí, mi amor”, que llegó a 200 mil espectadores, pero cuya primera parte hizo 600 mil o la nueva “Asumare”, que podría llevar a 600 mil personas, mientras que antes de pandemia fácilmente podía llegar al millón y medio”, explica el director Sandro Ventura. Es decir, las películas peruanas están atrayendo a un 30% del público que solía verlas.
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Ante esta situación, Peñaranda sostiene que ha cambiado la forma de comercializar un filme. “Antes, solíamos hacer una película para luego venderla. Ahora primero la vendemos y luego comenzamos el rodaje”, dice el empresario.
En ese sentido, el productor asegura que han encontrado un mercado atractivo en Latinoamérica, donde han colocado casi la totalidad de sus producciones. Asimismo, las plataformas de streaming también son un potencial comprador, con el que las ganancias son mayores si se vende un producto en calidad de exclusivo. “Los canales de televisión también apuestan por este tipo de contenidos, pero aquí en el Perú el único que lo hace es América TV”, dice Ventura.
Otro detalle resaltan los socios de Big Bang Films es que ha habido un recambio generacional en el espectador peruano. “Los dos años de pandemia han hecho que quienes vayan más al cine sean los jóvenes entre 18 y 25 años, además de otro público que antes no iba a las salas”, argumenta Ventura. Así, por ejemplo, se pueden explicar el éxito que tuvieron producciones locales como “Willaq Pirqa” y “La revolución y la tierra”, una película de autor y un documental, respectivamente, que tuvieron casi 100 mil espectadores en nichos específicos cada una.
“Esto nos muestra que hay un público que se guía del boca a boca y que tener un buen plan de marketing los motive a ir”, afirma Peñaranda. Por ello, explica Big Bang destina un 30% del presupuesto total de una película (que se estima en US$ 500,000) para acciones de marketing y publicidad.
“Nuestra producción ‘Mundo Gordo’ tiene la particularidad de ser la película con más contenido viralizado. Hoy el consumidor pide tener video memes, memes y diversos contenidos que se puedan compartir en las redes sociales”, añade Peñaranda, quien adelanta que este año Big Bang estrenará tres películas.
Estrenos y obstáculos
Para este 2023, la productora continuará por la senda de la comedia y presentará “La peor de mis bodas 3″, “Prohibido salir” y “Un equipo genial”. “La comedia es un nicho que nosotros y el cine peruano en general ha sabido manejar muy bien. La comedia norteamericana no pega aquí y eso abre un espacio que podemos tomar”, dice Ventura.
Ambos socios coinciden en que los costos de producción no han cambiado, pese a la crisis, y tampoco ha disminuido el interés de las marcas en auspiciar contenidos como estos. “Lo que tampoco cambia son las trabas del Estado”, se queja Ventura. “Mientras conciertos y libros tienen exoneraciones, el costo de una entrada al cine sigue pagando casi el 30% en impuestos”, agrega.
Esto, según los directivos de Big Bang Films, dificulta la recuperación del cine nacional, que espera beneficiarse del regreso a las salas proyectado en diversos estudios.
¿Qué es una película sostenible?
Peñaranda sostiene que, acorde a las tendencias que marca Hollywood y en favor del ambiente, en Big Bang también apuntan a realizar películas sostenibles. Es decir, se prioriza el uso de luces LED, grupos electrógenos, así como la reutilización de vestuario o tener menos locaciones.