Más de US$ 10 millones ha asignado la multinacional de bebidas AB InBev a un proyecto junto a la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sostenible para proteger dos acuíferos mexicanos que surten de agua a zonas donde se produce los granos que la compañía utiliza para elaborar sus cervezas: una apuesta por poner la sostenibilidad en el corazón del negocio, en otras palabras “desde la semilla a la botella”.
“La sustentabilidad es parte de nuestro negocio”, dice Rubens Silva, vicepresidente de Procurement & Sustainability de AB InBev para la región MAZ (Middle Americas Zone), que abarca México, Centroamérica y el Caribe, Colombia, Ecuador y Perú.
“En realidad, la sustentabilidad es el negocio”, se corrige el brasileño Silva, quien destaca que el agua es un elemento esencial en la elaboración de bebidas y especialmente de cervezas, un segmento en el que AB InBev es líder mundial.
Consecuentemente el cuidado del agua es uno de los pilares de un plan trazado por la multinacional para el 2017-2025, que tiene metas claras, cuantificables y ambiciosas en materia de sustentabilidad, entre ellas que el 100% de la energía contratada por AB InBev provenga de fuentes renovables y se reduzca un 25% las emisiones de carbono a lo largo de su cadena de valor.
Desde la semilla hasta la botella
En la MAZ en el 2020 ya se había alcanzado un 72% de energía renovable y para el 2021 se prevé llegar al 86%, pero además esta zona fue la que llegó más lejos en reducción de emisiones en el 2020 (-15%), apunta Soqui Calderón, directora de Sustainability & People de AB InBev MAZ.
Grupo Modelo (México), Bavaria (Colombia), Cervecería Hondureña, La Constancia (El Salvador), Cervecería Nacional (Ecuador), Backus (Perú) y Cervecería Nacional Dominicana son las empresas de la multinacional en MAZ y no solo producen cerveza, también refrescos, maltas, combinados de bebidas en lata y aguas embotelladas.
Junto con la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sostenible (GIZ) y otros socios, Grupo Modelo está ya desarrollando en los acuíferos mexicanos Calera (Zacatecas) y Apan (Hidalgo) el proyecto “Aguas firmes”, el más importante en el ámbito del cuidado del agua de AB InBev en todo el mundo.
La meta es haber logrado para el 2024 una recarga de dos millones de metros cúbicos de agua en Calera y Apan mediante soluciones basadas en la naturaleza como la reforestación y obras de conservación.
Igualmente, reducir el consumo de agua de la agricultura en más de 30 millones de metros cúbicos anuales gracias a la tecnificación de cerca de 700 agricultores en 10,000 hectáreas y en la implementación de prácticas de agricultura sostenible.
Para lograrlo se otorgarán créditos blandos, seguros agrícolas y capacitaciones para los agricultores de Zacatecas e Hidalgo.
Con todo ello se espera ahorrar un 30% en el consumo de agua.
Sumado a eso se implementará un sistema de monitoreo hidrológico que permitirá contar con datos precisos y accesibles para el público sobre la disponibilidad de agua en los dos acuíferos.
Se calcula que unos 700,000 zacatecanos y unos 46,000 hidalguenses, no solo los campesinos directamente implicados, se beneficiarán de los resultados del proyecto.
Metas para convertir sueños en realidades
Silva subraya que AB InBev quiere que en todas las cuencas de alto estrés hídrico donde tiene operaciones existan “planes sólidos para garantizar el abastecimiento de agua no solo para la compañía sino para la población que reside allí”.
En Perú, la empresa Backus, con varios aliados, se propone restaurar 67 kilómetros de “amunas”, unos canales ancestrales que infiltran agua en la cuenca del río Rimac, que pasa por Lima. También hay proyectos de protección de acuíferos y cuencas en México, Colombia, Perú, El Salvador y otros.
Junto al cuidado del agua y la elección de energías limpias, la multinacional se propone que en el 2025 el 100% de los empaques y envases de sus bebidas sean retornables o elaborados en su mayoría con contenido reciclado.
Al cierre del 2020 los envases de vidrio ya tenían un 37% de contenido reciclado y los de PET (plástico) un 28%. Asimismo, 70% de sus botellas son retornables, ampliando su vida útil por cinco años más.
Programas como “Rebounce”, en México, Colombia y Perú, Recicla 100 más”, en República Dominicana, y “Hagámosla circular”, en Honduras y El Salvador, están ayudando a lograr esa meta.
Otra de las metas es que para el 2025 el 100% de los agricultores que proveen materias primas a AB InBev, que son unos 3,000 en la zona y 20,000 en todo el mundo, estén empoderados financieramente, conectados y capacitados.
Al cierre del 2020 ya alcanzaron un 64% de los agricultores de la zona.
AB InBev, que ya está trabajando en definir metas para después del 2025, centra sus esfuerzos también en desarrollar la economía con programas sostenibles que promuevan la innovación y el emprendimiento con conciencia ambiental.
Lo que en el 2017 parecía “un sueño”, según dice Silva, se está haciendo realidad, pero no hubiera sido posible, si AB InBev hubiera decidido hacerlo en solitario.
“No lo podemos hacer solos, trabajamos con otras compañías privadas, con los gobiernos, con ONGs, con universidades y sobre todo, con las comunidades. La sustentabilidad es nuestro mundo y es un solo mundo el que tenemos todos, por eso tenemos que trabajar en conjunto y actuar para cambiar”, subrayó Calderón.