Estados Unidos se alejó temporalmente este jueves de la catástrofe que supondría el incumplimiento de pago de su deuda, cuando demócratas y republicanos en el Congreso llegaron a un acuerdo para elevar el tope de la deuda hasta diciembre.
El Senado votará sobre el tema en las próximas horas, anunció el líder demócrata del Senado, Chuck Schumer.
Tras días de tensión, por la mañana anunció la “buena noticia” de un acuerdo entre las partes para subir el límite de endeudamiento, que durará hasta el 3 de diciembre.
Si el texto se aprueba según lo planeado, la Cámara de Representantes, a su vez, tendrá que dar luz verde, lo cual no será no hasta la próxima semana, para que el presidente Joe Biden pueda promulgarlo.
“El Senado avanza hacia el plan que expuse ayer para evitar que los estadounidenses sufran una crisis creada” por los demócratas, señaló por su parte el líder de los senadores republicanos, Mitch McConnell.
Con su propuesta, este veterano del Congreso ofreció una salida temporal para los dos campos, cada uno enquistado en posiciones diametralmente opuestas.
Alentada por la esperanza de un acuerdo, Wall Street abrió en alza el jueves.
Pero este avance enfureció a varios republicanos el jueves, entre ellos al expresidente Donald Trump, para quien Mitch McConnell “se inclinó” hacia los demócratas.
“Hacer política con nuestra economía”
Pero los bloqueos no van a desaparecer, sin embargo. Los republicanos se niegan rotundamente a aprobar cualquier medida para aumentar el límite de endeudamiento del país porque afirman que sería como darle a Biden un cheque en blanco para financiar sus enormes planes de inversión.
Sin embargo, estos planes aún no han sido aprobados por el Congreso. El aumento del tope de endeudamiento se utilizará para reembolsar sumas ya prestadas, incluidos billones de dólares gastados bajo Trump.
Al ofrecer un respiro temporal para evitar una crisis de la deuda, McConnell instó a los demócratas a llegar a una solución duradera utilizando una vía legislativa compleja.
Pero el bando del presidente Biden se ha negado hasta ahora a utilizar esta maniobra “demasiado arriesgada” para la deuda.
La Casa Blanca reaccionó con tibieza a este acuerdo. “Esto nos da un poco de tiempo pero no resuelve el problema”, comentó Jared Bernstein, uno de los asesores económicos del presidente. “Pasar dos meses más discutiendo sobre esto no resuelve la incertidumbre”.
Y a bordo del Air Force One, Karine Jean-Pierre, portavoz de la Casa Blanca, acusó a McConnell de “hacer política con nuestra economía”.
En realidad, el acuerdo alcanzado el jueves solo pospone hasta finales de noviembre una batalla parlamentaria que promete ser épica por las finanzas de Estados Unidos.
Porque, en paralelo con el límite de la deuda, el Congreso también tendrá que acordar antes del 3 de diciembre un nuevo presupuesto si quiere evitar la paralización de los servicios federales, una situación también conocida como “cierre del gobierno” o ‘shutdown’.
La confluencia de estas dos amenazas presagia unas semanas muy ajetreadas en el Capitolio.
Los demócratas esperan, sin embargo, aprovechar este respiro en el frente financiero para centrarse en las próximas semanas en las difíciles negociaciones al seno del propio partido para adoptar los dos grandes planes de inversión de Biden, en infraestructura y en reformas sociales.
Presiones políticas
El Tesoro de Estados Unidos fijó el 18 de octubre como la fecha a partir de la cual la economía más grande del mundo puede encontrarse en insolvencia si su Congreso no logra aumentar la capacidad de endeudamiento del país.
La presión había estado aumentando muy claramente en los últimos días sobre los republicanos, especialmente de parte de Biden.
El presidente estadounidense, debilitado por la caótica retirada de Afganistán, y en medio de intensas discusiones en su propio partido para llevar a cabo sus principales reformas económicas y sociales, no quería tener además un cataclismo financiero.
El mandatario invitó a grandes figuras de Wall Street a la Casa Blanca el miércoles para advertirles sobre las consecuencias de un ‘default’, que sería el primero en la historia de Estados Unidos.
Estados Unidos, que como casi todas las grandes economías lleva décadas viviendo a crédito en términos de gasto público, ya ha elevado repetidamente este famoso “techo” de la deuda.
Pero los republicanos ya empezaron durante la presidencia de Barack Obama, antecesor de Trump, a utilizar esta maniobra legislativa rutinaria como un instrumento de presión política.