A mayo, el déficit fiscal subió a 3.9% del Producto Bruto Interno (PBI), la cifra más alta desde la pandemia. El monto continúa aumentado debido tanto a un bajo crecimiento de los ingresos fiscales como a un incremento en el gasto, pero ¿qué se espera para los siguientes meses? El Departamento de Estudios Económicos de Scotiabank indica que la tendencia fiscal de Perú en el futuro dependerá de cuatro factores.
En primer lugar se deberá tener en cuenta los precios de los metales, principalmente del cobre. La cotización del metal rojo ha sido de los más altos de lo previsto, lo que representaría mayores ingresos fiscales en el segundo semestre del 2024 y en 2025. Sin embargo, señalan que los precios del cobre están disminuyendo y “una caída pronunciada podría reducir el impacto de los precios más altos en el futuro”.
Otro punto a considerar son los elevados ingresos por impuestos sobre las ventas, que aumentaron entre el 2021 y 2022 ante un repunte de la demanda interna posterior la covid y a un cambio en los patrones de gasto a favor de comportamientos que capturan los efectos de los impuestos sobre las ventas.
“Los ingresos futuros por impuestos sobre las ventas dependerán de la fortaleza del crecimiento de la demanda interna”, indica el estudio.
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También se observa que la inversión pública y el gasto corriente del Gobierno han aumentado en lo que va de 2024 superando lo que se esperaba inicialmente, y consideran probable que esto continúe hasta el 2025.
Como se recuerda, la inversión pública a nivel Gobierno nacional ha ido en aumento mientras se buscaban estimular el crecimiento económico después de la recesión del año pasado.
El reporte recuerda que la inversión pública ha aumentado a nivel de los gobiernos regionales y locales debido al ciclo político.
“Las autoridades subnacionales suelen gastar menos en su primer año de gobierno, que fue en 2023, y el gasto aumenta en los siguientes años. Además, las iniciativas del Congreso han aumentado el gasto corriente, especialmente los salarios de funcionarios públicos”, señalan.
Por último, otro punto a tener en cuenta son las elecciones presidenciales y congresales, así como de autoridades regionales y locales en el 2026. La campaña inicia en el 2025 y esto puede estimular un mayor gasto fiscal, pero también podría terminar siendo una distracción para las autoridades.
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