La actividad fabril de China se desaceleró en enero debido a que el resurgimiento de los casos de COVID-19 y las estrictas medidas de confinamiento afectaron la producción y la demanda, aunque una ligera expansión ofreció algunas señales de resiliencia en la segunda economía más grande del mundo.
El índice oficial de gerentes de compras (PMI) para el secor de manufacturas registró 50,1 en enero, manteniéndose por encima de la marca de 50 puntos que separa el crecimiento de la contracción, pero con una baja desde la lectura de 50,3 en diciembre, indicaron el domingo datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (NBS).
Los analistas esperaban que el PMI cayera a 50.
Los resultados oficiales contrastaron con los de una encuesta https://www.reuters.com/markets/europe/chinas-jan-factory-activity-contracts-covid-lockdowns-bite-caixin-pmi-2022-01-30 privada de la mayoría de los pequeños fabricantes en las regiones costeras, que mostró que la actividad cayó al ritmo más rápido en 23 meses.
La economía de China comenzó el año pasado con fuerza, recuperándose del fuerte remezón de la pandemia, pero comenzó a perder impulso en el verano boreal, agobiada por problemas de deuda en el mercado inmobiliario y estrictas medidas antivirus que afectaron la confianza y el gasto de los consumidores.
El aumento de los costos de las materias primas y la demanda débil también han erosionado los márgenes de ganancias corporativas. Las utilidades de las empresas industriales aumentaron a su ritmo más lento en diciembre durante más de un año y medio.
Dado que se espera que la caída de los bienes raíces se prolongue durante al menos la primera mitad de este año y la aparición de variantes más infecciosas de COVID-19, el banco central de China comenzó a reducir las tasas de interés y a inyectar más efectivo en el sistema financiero para bajar los costos de endeudamiento.
Se esperan más acciones modestas de relajación en las próximas semanas.
El Fondo Monetario Internacional recortó el miércoles su pronóstico de crecimiento de China para 2022 al 4.8%, desde el 5.6% anterior, lo que refleja los problemas del sector inmobiliario y el impacto en el consumo de las estrictas restricciones de COVID-19.
“La actividad industrial se desaceleró debido a la magra demanda interna”, dijo Zhang Zhiwei, economista jefe de Pinpoint Asset Management. “El sector de servicios también se ve afectado negativamente por los brotes en muchas ciudades”.
Un subíndice en el PMI oficial para la producción se situó en 50.9, por debajo del 51.4 de diciembre, mientras que los nuevos pedidos cayeron a 49.3 desde 49.7.