En el mes de diciembre del año pasado, la salida de Pedro Castillo del Gobierno y el inicio de la administración de Dina Boluarte, con un gabinete más técnico, hicieron que las expectativas de los empresarios sobre la economía y sus negocios mejoren sus niveles de confianza. Sin embargo, en enero, esta sensación cambio drásticamente.
La Encuesta de Expectativas Macroeconómicas del mes de enero, elaborada por el Banco Central de Reserva (BCR), reveló que todos los 12 indicadores medidos, tanto sobre lo que se espera para la economía y sus negocios en los próximos tres y doce meses, retrocedieron. (ver gráfico)
Uno de los indicadores claves para el desempeño de las empresas es lo que esperan para la demanda de sus productos y es el pesimismo el que ha acentuado, especialmente para lo que resta del verano.
Son alrededor de 400 empresas a las que encuesta el BCR todos los meses. En enero, al ser consultadas sobre lo que esperan para el nivel de demanda de sus productos para los próximos tres meses, el indicador fue de solo 45.3 puntos, por debajo del 48.9 de diciembre.
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En la encuesta del BCR, cuando el resultado está por debajo de los 50 puntos se considera que hay pesimismo y por encima de esta cifra, es que prevalece el optimismo.
El resultado del nivel esperado de la demanda de productos para los próximos tres meses es uno de los más bajos a nivel histórico. Solo se llegó a una cifra similar durante el inicio la pandemia del covid-19, cuando todos los indicadores se desplomaron, y en el 2008, cuando se inició la crisis financiera internacional.
Sin embargo, cuando se les consulta a las firmas por el nivel de sus demandas de sus productos para los próximos 12 meses, el resultado es de optimismo con 56 puntos, aunque más moderado que los 62.7 que se lograron en diciembre.
Situación en regiones
Esta misma sensación de pesimismo es la que la tienen las empresas regionales. En el norte, centro y sur, el nivel de demanda de sus productos para los próximos tres meses tiene una de las notas más bajas de todos los indicadores.
En el caso de la zona norte, este indicador bajó de un nivel optimista 51.2 puntos en diciembre a uno pesimista 43.3 en enero. Lo mismo pasó en el centro, donde cayó de 47.6 a 44.1, mientras que el sur bajó de 44.6 a solo 33 puntos. En estos dos últimos casos, los resultados muestran que ahora se pesimismo se ha profundizado.
Factor protestas
Esta caída en las expectativas empresariales, sobre todo las que tienen que ver con muy corto plazo, para los próximos tres meses, y en especial los de demanda de productos, coinciden con la ola de protestas que se vienen registrando en el país, especialmente en la zona sur y en el centro de Lima.
Una muestra de la afectación que vienen generado las protestas en la actividad de las empresas es que en enero fue el factor que más impactó en sus ventas.
Y es que las empresas no financieras encuestadas señalan que los factores que más afectaron sus ventas en enero fueron los conflictos sociales, y en menor medida los problemas logísticos y la estacionalidad de la demanda.
El resultado mostró que el 53% de las empresas encuestadas afirmó que tuvieron los impactos más fuertes en sus ventas por las protestas en el mes de enero. De estos, el 30% refirió que la convulsión política y social tuvo un “impacto significativo”, mientras que en el 23% restante el impacto fue más moderado.
Un ejemplo de la afectación de las protestas sobre las ventas es lo que viene ocurriendo con la campaña escolar, que arrancó en el mes de enero, pues el inicio de clases a nivel nacional es en marzo. El presidente del Gremio de la Pequeña Empresa (COPE) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), Rodolfo Ojeda, afirmó que la perspectiva “es pésima” por la convulsión social que se vive, en emporios comerciales como Mesa Redonda y en Gamarra.
“Por esta crisis política y social se proyecta que las pymes lleguen a tener solo un 50% de los ingresos que alcanzaron en el 2019 (en venta de útiles escolares, prendas y calzado), pudiendo haberse superado ese porcentaje”, afirmó Ojeda.
Según el empresario, usualmente este tipo de negocios durante la campaña escolar venden hasta las 10 de la noche, sin embargo, los emporios de Mesa Redonda y Gamarra cierran sus puertas a medio día por las protestas y el temor que se afecten sus negocios.
Ya en diciembre del 2022, las ventas por fin de año del sector formal se redujeron en S/ 16,500 millones respecto de la campaña del 2021, debido a las protestas sociales en el país, de acuerdo con los datos del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
Factor consumo
Un dato que llama la atención es que solo el 28% de empresas cree que las ventas de sus productos se afectan por cambios en la capacidad adquisitiva de sus potenciales clientes. Esto a pesar que en la inflación alta en el país ha reducido la capacidad de gasto de las familias en al menos 16% entre el 2020 y el 2022.
Pese a esta percepción, en el Perú actualmente hay una desaceleración del consumo privado, especialmente en las familias. Luego de un primer semestre del 2021 en el que este indicador tuvo un fuerte crecimiento, en la segunda mitad del año el ritmo bajó.
Entre los factores que explican esta disminución del consumo se encuentra que las familias ya no tienen posibilidad de disponer de efectivo a través del retiro de sus fondos de AFP. Actualmente solo está vigente la disposición de los ahorros de la CTS para trabajadores formales.
Las protestas han acentuado esta situación. El Índice Big Data de Consumo del BBVA Research mostró que en enero el gasto de familias se desaceleró por segundo mes consecutivo a 3%, luego que creciera fuera 3.8%.
Así, en compras con tarjetas de crédito y débito, en enero cayó el gasto en salud en 11%, mientras los relacionados a alimentos y transporte disminuyeron su ritmo de expansión interanual. También se redujo en 11% el gasto en alojamiento.
“Si la incertidumbre política y los disturbios en el país se prolongan, es probable que el consumo familiar se vea más golpeado, por ejemplo, a través de una menor generación de ingresos de las familias”, refirió la entidad.