Tal vez la mayor sorpresa que la Fed podría dar al mercado de tasas de interés de Estados Unidos en su reunión, que actualmente tiene lugar y cuya conclusión se anunciará mañana, seria una visión más precisa de cuánto más tendrán que subir los costos de endeudamiento para aplacar la inflación.
Se prevé que el resultado de la reunión sea otro aumento de 75 puntos básicos en el rango objetivo de la tasa de interés de los fondos federales, situándolo entre 2.25% y el 2.5%.
Además, los contratos de swap referidos a las fechas de las reuniones prevén un aumento de medio punto en septiembre y que la tasa alcance un máximo de alrededor del 3.4% en diciembre, seguido de recortes el año que viene.
Sorprendido por el yerro con respecto a la transitoriedad de la inflación este año, es probable que el banco central evite hacer gestos sobre lo que finalmente puede ser necesario para ponerle a raya.
En consecuencia, hay mucho dinero apostando por la idea de que la necesidad de flexibilidad del jefe de la Fed, Jerome Powell, mantendrá elevadas las medidas de volatilidad, derivadas de los precios de las opciones de tasas de interés.
“Dada toda la incertidumbre sobre la inflación, la Fed no puede tener una orientación específica a futuro”, dijo Ben Emons, macroestratega global de Medley Global Advisors LLC. “Powell tiene que darse a sí mismo la opcionalidad”.
Esa expectativa ha llevado a niveles casi récord el costo relativo de cubrir la volatilidad en las tasas a dos años, más sensibles que aquellas a más largo plazo a la trayectoria de la política de la Fed. El precio de una opción “at-the-money” a un año en una swap de tasas de interés a dos años supera la misma opción en un swap a 30 años por el margen más amplio desde que Bloomberg comenzó a recopilar datos en el 2005.
El Banco Central Europeo ofreció un modelo la semana pasada cuando su presidenta, Christine Lagarde, suspendió formalmente la práctica de opinar sobre acciones futuras. Los banqueros del BCE “son mucho más flexibles, en el sentido que no ofrecemos orientación a futuro de ningún tipo”, dijo.
La alta volatilidad ha sido la normal durante meses a medida que la Fed avanzaba de un aumento de la tasa de un cuarto de punto en marzo, el primero desde el 2017, a medio punto en mayo y tres cuartos de punto en junio. En una etapa de este mes, se consideró que el resultado más probable de la reunión de esta semana era de un alza de un punto completo, aunque desde entonces las expectativas se han atenuado.
El rendimiento de los bonos del Tesoro a dos años, uno de los instrumentos de la deuda pública estrechamente vinculados a la política de la Fed, cayó el martes 2 puntos básicos a alrededor del 3%, mientras que la tasa a 10 años cayó 6 puntos básicos al 2.73%. La brecha entre esos dos rendimientos de referencia, un indicador ampliamente observado de las expectativas de crecimiento económico, registró la mayor reversión desde el 2000.