La pandemia del COVID-19 precipitó una fuerte caída de las exportaciones de Latinoamérica y el Caribe, según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que señala que la recuperación es incierta.
En el primer semestre del 2020, el valor del intercambio de bienes de la región tuvo una variación de -16% interanual, mientras que la de servicios fue de -29.5%, indica el informe anual Monitor de Comercio e Integración del BID.
Los flujos intrarregionales se redujeron a tasas superiores en todos los bloques: -30.3% en la Comunidad Andina, -24.6% en el Mercosur, -24% en la Alianza del Pacífico y -8.8% en Centroamérica y República Dominicana.
El colapso, tras una década de crecimiento comercial bajo e inestable en Latinoamérica y el Caribe, ha sido menor al esperado.
Pero los nuevos rebrotes del virus y las medidas de confinamiento para evitar contagios, sumados a la incertidumbre sobre la resolución de tensiones comerciales existentes, podrían afectar el repunte y los flujos de inversión, concluye el informe.
Pablo Giordano, economista principal del Sector de Integración y Comercio del BID y coordinador del estudio, destacó los retos y las oportunidades para Latinoamérica y el Caribe en este contexto:
En la región, las caídas comerciales más significativas fueron hacia Estados Unidos y la Unión Europea, mientras que a China fue “marcadamente menor”. ¿La pandemia consolidará aún más el vínculo comercial de Latinoamérica con China en detrimento del resto del mundo?
No necesariamente. En el corto plazo el mayor crecimiento de China, la única gran economía mundial que evitará una recesión este año, favorecerá indudablemente la recuperación de los países sudamericanos que exportan a ese destino una cuota mayor de sus exportaciones.
Sin embargo, en la medida en que la pandemia impulse una reorganización regional de las cadenas de valor, un fenómeno conocido como ‘nearshoring’, en el futuro se observará un mayor dinamismo de los flujos comerciales hacia Estados Unidos y entre los países de América Latina y el Caribe.
La contracción comercial ha sido hasta ahora menos intensa en comparación con las previsiones iniciales y con el Gran Colapso comercial de 2008-2009. Pero según el estudio, “los rasgos cualitativos tienen el potencial de provocar cambios estructurales más profundos”. ¿Cuáles serían?
Los cambios estructurales a los cuales hay que estar atentos están relacionados con la organización tanto de la producción como del comercio. Las estrategias empresariales orientadas a potenciar la robustez y resiliencia de las cadenas de valor podrían traer a América Latina y el Caribe nuevas inversiones, fomentar nuevos flujos comerciales hacia Estados Unidos e impulsar los intercambios entre proveedores y compradores de insumos intermedios en la región.
Es también indudable que el acceso a los canales de comercio electrónico favorecerá los vendedores organizados para aprovecharlos. En los servicios, los sectores más dinámicos serán aquellos ‘digitalizables’, que no necesitan de contacto personal directo, como por ejemplo la educación virtual y la telemedicina.
¿Quiénes son los grandes perdedores y ganadores de la retracción comercial por la pandemia?
El shock ha sido tan rápido, intenso y complejo, que ha causado ganadores y perdedores en múltiples dimensiones. Los más afectados han sido los países especializados en servicios turísticos, los exportadores de petróleo y las economías más expuestas a la recesión económica causada por la pandemia.
Los que se han beneficiado, aunque sea solo relativamente, han sido los exportadores de productos médicos, de servicios digitales, y en cierta medida los exportadores de productos agrícolas cuyos precios se han mantenido sustancialmente estables.