Una escalada de las sanciones a Rusia, como una eventual prohibición de la Unión Europea (UE) y Estados Unidos a la importación de energía y otras materias primas rusas, podría tener un impacto positivo para las economías de América Latina, especialmente en Perú, según el Banco de España.
De acuerdo con el informe sobre la economía latinoamericana del primer semestre del año publicado este miércoles, una eventual prohibición a las importaciones de productos energéticos rusos podría llegar a sumar en torno a 0.2 puntos al crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) en países como Colombia, México o Perú.
Si la prohibición de la importación afectara a todas las materias primas, el impacto positivo en el PBI de la región podría ser mayor llegando a los 0.4 puntos en el caso de Perú.
“En una eventual escalada en las sanciones comerciales a Rusia, existirían algunas oportunidades para América Latina de abastecer, especialmente a la UE, de aquellos productos que las economías europeas ya no podrían importar de Rusia”, añade el Banco de España.
“Todo ello podría redundar en un mayor dinamismo de la actividad en las principales economías latinoamericanas, siempre que no se produjera un deterioro adicional en las perspectivas de crecimiento globales como consecuencia de una escalada del conflicto”, advierte.
Suben los riesgos de las cuentas públicas
Así, la evolución de la guerra en Ucrania es una de las “incertidumbres” que el Banco de España recoge para la recuperación de la región, junto a la desaceleración de la economía china y a la intensificación de las presiones inflacionistas en el corto plazo.
También señala al daño que puede hacer a la economía de la región el proceso de normalización de la política monetaria estadounidense al “incidir de manera muy significativa en el margen de actuación de los bancos centrales de América Latina y afectar sensiblemente a las condiciones de financiación de sus economías”.
Asimismo, apunta el informe, “en los últimos trimestres ha aumentado la probabilidad de ocurrencia de una crisis soberana en la región” y persiste una “elevada incertidumbre sobre el curso futuro de las cuentas públicas”.
El informe recuerda que, desde el comienzo del conflicto bélico en Ucrania, las perspectivas de crecimiento de las economías latinoamericanas se han revisado a la baja, “aunque solo ligeramente y en menor medida que las de otras áreas económicas”.
Según el consenso de los analistas recogido por el Banco de España, tanto en el 2022 como en el 2023, el PBI del conjunto de América Latina crecerá en torno a 2%, aunque con grandes diferencias por países, con tasas de crecimiento para el 2022 que van desde el 1.3% previsto para Brasil hasta el 5.5% que se espera en Colombia.
Un elemento diferencial de la región, explica el Banco de España, es que, con carácter general, las principales economías latinoamericanas son exportadoras netas de materias primas, por lo que un incremento de sus precios supone, a priori, una mejora de los términos de intercambio y, por tanto, una transferencia de renta desde el resto del mundo.
Pero, recuerda la entidad, el encarecimiento de este conjunto de materias primas supone también una presión adicional sobre la inflación de las economías latinoamericanas.
En los últimos trimestres, inciden, el aumento de los precios de consumo ha acentuado su tendencia alcista en América Latina, de forma que la inflación alcanzó una tasa interanual del 9.8% en mayo.
En este punto, el Banco de España advierte del riesgo de los denominados efectos de segunda vuelta, especialmente para las economías brasileña y chilena, donde hay más indexación de los salarios a los precios.