Argentina incrementó su deuda externa en el primer trimestre del año, pero analistas e inversores locales se muestran ahora mismo preocupados por el endeudamiento del país en el mercado doméstico, pese a que el Gobierno asegura que no hay razones para temer un escenario de insolvencia o de reestructuración.
Según datos publicados este martes por el Instituto Nacional de Estadística y Censos, el “stock” de deuda externa bruta total con títulos de deuda a valor nominal de Argentina se situó a finales del primer trimestre en US$ 274,355 millones, US$ 6,488 millones más que en el cuarto trimestre del 2021.
En tanto, el “stock” de deuda externa bruta total de Argentina, pero medido a valor de mercado, ascendía al finalizar el primer trimestre a US$ 228,356 millones, lo que implicaba una subida en US$ 5,168 millones con respecto al cuarto trimestre del 2021.
En buena medida, el aumento de la deuda a valor nominal se explica por un incremento en US$ 5,161 millones de la deuda del Banco Central argentino, ya que la deuda del Gobierno se redujo en US$ 4,107 millones.
La deuda del gobierno está compuesta por US$ 78,709 millones en préstamos y por US$ 85,549 millones en títulos de deuda a valor nominal, pero cuyo valor de mercado es de US$ 41,397 millones. Esto evidencia la baja valuación de mercado de los bonos soberanos de Argentina, país que reestructuró su deuda en moneda extranjera con acreedores privados en septiembre del 2020.
En marzo último, el Gobierno de Alberto Fernández selló un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar deudas con ese organismo por unos US$ 45,000 millones.
Vapuleada deuda local
Pese al aumento de la deuda externa de Argentina y de los alicaídos precios de sus bonos soberanos en moneda extranjera, ahora mismo lo que centra la atención son los títulos de deuda en moneda local, vapuleados en las últimas semanas por la incertidumbre de los inversores respecto a la marcha del programa económico y financiero.
Analistas de mercado han atribuido las fuertes caídas de los bonos en pesos argentinos -particularmente de aquellos con rendimiento ligado a la inflación- a la preocupación entre los inversores sobre el futuro de la financiación del gobierno nacional en el próximo año y medio y los temores a una eventual reestructuración de la deuda local.
Con un índice de riesgo país que escaló este martes a 2,508 puntos básicos -un nivel no visto desde julio del 2020-, Argentina no tiene posibilidades de acudir a los mercados internacionales.
Por ello, recurre intensamente al mercado doméstico para financiarse, pero a tasas cada vez mayores debido a la elevada inflación -del 60.7% interanual en mayo- y con vencimientos cada vez más exigentes que le obligan a renovadas colocaciones de títulos en la plaza local para refinanciar pagos de títulos.
El acuerdo con el FMI impone límites a la asistencia del Banco Central al Tesoro en el marco de desafiantes metas de reducción del déficit fiscal, acentuando la necesidad del Tesoro de recurrir al mercado local de deuda.
En un escenario de creciente desconfianza, la tasa de refinanciación de vencimientos en el mercado local bajó en los últimos dos meses.
La salida de bonos argentinos de las carteras de inversión tiene su contracara en el mercado de divisas, donde crece la demanda de dólares estadounidenses como instrumento de cobertura, con cotizaciones que tocaron nuevos máximos este martes y presionando aún más las limitadas divisas del Banco Central que, además, afronta exigentes metas de acumulación de reservas pactadas con el FMI.
“Mantener abierto el crédito en pesos resulta crucial para el programa financiero actual”, señaló la consultora Ecolatina en un informe en el que remarcó la necesidad de que el gobierno recomponga la confianza para que el mercado financie al Tesoro.
Señales de mercado
En pos de ese objetivo, el gobierno salió en las últimas horas a tratar de dar señales positivas al mercado, adonde este martes el Tesoro recurre nuevamente con una licitación de títulos.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, sostuvo este lunes que “la deuda es absolutamente sostenible en la medida en que se pueda refinanciar” y aseguró que la idea de una eventual reestructuración de la deuda en pesos “no es creíble ni consistente” con el objetivo del gobierno de fortalecer el mercado doméstico de deuda.
Según Guzmán, sin “un buen mercado de deuda pública en pesos”, habría mayor dependencia de la asistencia monetaria, con negativas consecuencias en las reservas del Banco Central y en el mercado cambiario.
Por eso, recalcó, el gobierno trabaja en forma “decidida” para “convertir los títulos del Tesoro en el activo seguro de la economía”, con un valor sostenido, liquidez y una tasa de interés real positiva.