Por Fernando Gimeno

Los últimos días de calor estival en Lima no sirven de relajo para los promotores del . A un paso de Asia, en el kilómetro 101 de la Panamericana Sur, se alistan para iniciar en los próximos meses la última etapa del condominio más lujoso de la zona, que prevé mostrar todo su esplendor en el verano del 2015.

Para entonces, el habrá invertido alrededor de US$ 150 millones en un complejo que de acuerdo con su presidente, Javier Musiris, conjuga calidad, comodidad y sostenibilidad. Según el empresario, el grueso de este monto se ejecutará a partir de julio, cuando se destinen US$ 100 millones a levantar edificios que albergarán casi 500 departamentos.

El mayor atractivo para estas viviendas será no solo tener vista al mar, sino también acceso a la segunda laguna artificial más grande del mundo, que recreará las condiciones de una playa paradisíaca con una lámina de agua de seis hectáreas. "La concepción es la de un resort de cinco estrellas, más propio del Caribe, pero con la junta de propietarios y el funcionamiento típicos de un condominio", explica Musiris.

Para el empresario, otro valor agregado es la tecnología invertida para que su huella en el medio ambiente sea la menor posible. "El agua era un reto mayor", recuerda. Por ello, se idearon dos líneas diferentes de abastecimiento a las viviendas, que reducirán a la mitad en cada una de ellas, además de un proceso de desalinización más rápido y barato. "La primera línea llevará agua salada a los inodoros, porque estos suponen prácticamente el 50% del consumo total de agua de una vivienda, mientras que la segunda tendrá otra canalización distinta y traerá agua potable al resto de la casa", detalla Musiris.

Además, para ahorrar en el costoso proceso de desalinización se buscaron tres pozos de agua salobre bajo la misma área del condominio, de 40 hectáreas. "Estos son acuíferos cuyo nivel de sales es tres veces menor al agua de mar, por la mezcla con el agua dulce del subsuelo", añade el promotor. En el caso de la laguna, esta se llenó una sola vez con 100.000 m3 de agua marina previamente tratada y solo se rellenará lo que se evapore.

El Grupo Musiris adquirió los terrenos en el 2004 con la visión de hacer el mejor condominio de la zona. "Entonces, aún no existía y esperamos el momento idóneo, porque queríamos encontrar a los mejores socios y profesionales de nivel internacional para acometer el proyecto", comenta Musiris.

Así que no fue hasta febrero del año pasado cuando se hizo realidad la laguna mediante la tecnología de la empresa chilena Cyrstal Lagoons, que ofrecerá 25.000 m2 de playas con arena fina y blanca, adicionales a las de la playa del mar, para el disfrute de las 600 familias que habitarán el condiminio. La mayor parte de ellas llegará cuando, en dos años, se entreguen los primeros departamentos, que ya están en fase de preventa. "Partimos en US$ 450.000 para las viviendas más bajas y de menor área (260 m2) y podemos llegar hasta los penthouses, que tienen 700 m2 y pueden alcanzar los US$ 2 millones", apunta Musiris.

Estos departamentos se erigirán detrás de las dos filas de lotes para construir casas que rodean la laguna y que, en el caso de las más cercanas al agua, triplicaron su precio hasta los US$ 530.000. Musiris afirma haber vendido ya toda la primera fila y que solo dispone del 20% de los lotes de la segunda a un precio de US$ 350.000.

Una vez coronada La Jolla, Musiris ve con buenos ojos dirigirse al segmento de segunda residencia para la clase media y ya estudia varias localizaciones. "La idea será la misma: ofrecer un espacio de relax superior al estándar actual pues con La Jolla hemos ganado esa experiencia", concluye.