Si bien durante las primeras semanas de cuarentena el producto estrella fue el papel higiénico, esto cambió poco después. Los bienes más deseados de los supermercados ya no se encontraban en el área de limpieza, sino en la sección de harinas. Y también un poco más allá, en las golosinas y el alcohol.
Nuestra preferencia al comprar durante este encierro tiene explicaciones. Tres expertos nos ayudan a entender este fenómeno que se repite a nivel global.
Dulces placeres
“Hemos estado tan acostumbrados a no identificar nuestras emociones que, cuando aparecen así de intensas en momentos como este, solo queremos evitarlas y bloquearlas”, explica María del Pilar Chávez, médico psiquiatra. La manera más rápida es con la comida.
Por eso no es de extrañar que la segunda actividad preferida por los peruanos en este confinamiento es hacer postres, según un estudio de Kantar.
“El dulce nos activa, nos pone de buen humor y da cierto alivio temporal. No es la solución de nuestra ansiedad o aburrimiento, pero sí nos genera placer”, manifiesta Mary Castro, psicóloga de la Clínica Ricardo Palma.
Los postres, golosinas y snacks, además, tienen una ventaja que hace elegirlos a la hora ir de compras: tienen mayor duración.
Es así que, si nos sentimos aburridos, fastidiados o con cualquier emoción negativa, buscamos recompensarnos. “Cuando comemos algo que realmente nos gusta, liberamos sustancias químicas, sobre todo el neurotransmisor llamado dopamina”, indica la nutricionista Adriana Carulla. “En la mayoría de los casos esto lo logran los alimentos de bajo valor nutricional y muy calóricos, como los cargados de azúcar y grasa”, agrega.
Un hábito perjudicial
El problema con estos alimentos es que “para alcanzar el mismo efecto de placer uno tiene que consumir cada vez más”, sostiene Carulla.
Esto, a mediano o largo plazo, puede ocasionar problemas de sobrepeso, triglicéridos y colesterol, de acuerdo a la nutricionista.
En el caso del alcohol su efecto es similar. “Tiende a relajarnos, baja los niveles de ansiedad y trae recuerdos de reuniones en un ámbito social”, afirma la psicóloga. Chávez Ordóñez concuerda y explica que su consumo nos da una “sensación falsa seguridad que, a la larga, puede desarrollar no una adicción, sino un hábito perjudicial, dependiendo de la historia personal de cada uno”, apunta.
Medidas
De acuerdo a los expertos, primero hay que identificar los momentos en que los picos de ansiedad aparecen y qué los despierta. “Pregúntate si comerías una ensalada, un huevo o un yogurt. Si no es el caso, entonces no tienes hambre, sino ansiedad”, advierte Carulla.
Lo ideal es tener alternativas. “Elige bien los alimentos que compras en el supermercado”, recomienda Castro. También funciona hacer actividad física, pues libera endorfinas.
En corto
Alternativas. De acuerdo a Adriana Carulla, algunos snacks saludables que pueden ayudarnos en esos momentos de ansiedad son el pop corn, el choclo con queso fresco, queso fresco con mermelada baja en azúcar, el huevo duro (uno o dos), hummus con palitos de verduras o pan pita, los chups de frutas naturales (cualquier fruta) y las galletas de arroz acompañadas de queso fresco o cabaña y mermelada, entre otros.