(Bloomberg) La llegada de Pep Guardiola al Manchester City en esta temporada transformó a la Premier League inglesa en la casa del jefe galáctico.
Con su archirrival José Mourinho en la banca del Manchester United al otro lado de la ciudad y con Antonio Conte intentando revivir al Chelsea, la esperanza radicaba en que el factor entusiasmo en el campeonato de clubes de fútbol más popular del mundo alcanzaría nuevos niveles de delirio.
De ser así, alguien olvidó avisarle a la legión británica de fanáticos del fútbol por televisión, quienes la han apagado en forma masiva. Nuestros colegas de Bloomberg News se percataron del hecho a principios de la semana pasada, al observar que menos gente estaba viendo los partidos de la tarde del domingo.
Y una mirada más profunda de Gadfly a las cifras de todos los partidos televisados durante estas diez primeras semanas de la temporada demuestra que el malestar es general.
La teleaudiencia promedio por partido transmitido por Sky bajó 18% frente al año pasado y 27% en comparación con el 2010, según datos de la junta de investigación de audiencia de emisoras del Reino Unido.
Incluso al observar a los cinco equipos con más seguidores –Manchester City, Manchester United, Chelsea, Liverpool y Arsenal– su teleaudiencia es baja, con la excepción del Chelsea (que se recupera de una mala temporada reciente).
El panorama empeora al ver las cifras de las franjas horarias individuales de los partidos. Las cifras semanales tampoco se afirman.
Existen excepciones, por supuesto. Algunas de las bajas de este año se pueden atribuir a un agobio deportivo registrado en agosto cuando los partidos tuvieron que competir con los Juegos Olímpicos y, poco después, con la Eurocopa 2016. Los datos no incluyen a los usuarios que vieron los partidos en smartphones o tabletas.
Incluso para Sky Plc, firma respaldada por Rupert Murdoch, que desembolsó 4,200 millones de libras esterlinas (US$ 5,300 millones) para obtener los derechos de transmisión de los partidos entre el 2016 y el 2019, es una señal preocupante que en algún momento podría hacer mermar las suscripciones.
La participación es menor para BT Group, que pagó cerca de 1,000 millones de libras por un partido seminal en el mismo periodo, considerando que no depende mucho del deporte.
A diferencia del deporte que se exhibe en canales gratuitos, la magnitud de la audiencia semana a semana no afecta de forma inmediata los resultados de Sky o de BT, pues los ingresos por publicidad son menos importantes que las suscripciones.
Por su parte, Sky dice que las métricas internas se mantienen altas, incluyendo la participación de televidentes a nivel nacional durante un tiempo determinado.
No obstante, la caída en la teleaudiencia es notable porque está ocurriendo en un momento de gran tumulto en los medios. La gente más joven está viendo menos televisión y muchos prefieren Snapchat.
Netflix y YouTube permiten ver horas de videos por un costo mucho menor al de las suscripciones de televisión pagada tradicional. Para muchos, la idea de sentarse a ver un programa en vivo es un anacronismo.
El deporte es una de las pocas cosas que inspira a la gente a ver televisión en vivo. Nada reemplaza la sensación de gritar frente a la tele cuando Olivier Giroud falla un tiro.
Si el control de los deportes en vivo disminuye, los proveedores de televisión pagada como Sky quedarán desarmados en su lucha por captar clientes. El fútbol americano también está inmerso en esta lucha.
De todas maneras, aún quedan muchos partidos de esta temporada, de manera que Sky y BT esperarán revertir la situación. Sky dice que pronto se verán mejoras en la teleaudiencia: tras bajar 28% año a año en agosto, 5% en setiembre y 2% en octubre.
La goleada 5-0 del Chelsea sobre el Everton de la semana pasada fue seguida rápidamente por el aplastante triunfo 6-1 del Liverpool sobre el Watford, de manera que el factor entretenimiento sigue presente. El partido no termina hasta que suena el pitazo final.