Vania Tafur no es una diseñadora novata a pesar de ser uno de los rostros jóvenes en el sector. Ha sido desarrolladora, productora e incluso exporta para varias marcas. También ganó el Perú Moda en el 2016, sin embargo, el año pasado decidió tomarse el tiempo para posicionar su marca homónima, que hasta entonces, la había empleado para hacer colecciones de intervención textil que presentaba fuera del país.
Cuando la tendencia no marca la moda, sino su propósito
Ahora, con una visión mucho más madura toma las riendas comerciales. Así, es una de las creativas convocadas este año por José Clemente, presidente de la Alianza de Diseñadores de Moda del Perú. Junto a sus referentes peruanos se presentó en el Boutique Moda Perú, un evento digital que exhibe en pasarela las propuestas locales. A través de su colección “Migrante”, Tafur se dirige sobre todo a un público de entre 25 y 35 años.
Consumidores, que según describe, no se rigen por las tendencias, sino que son más conscientes de los residuos que produce la industria.
“No derrochan el dinero y no son compradores impulsivos”, añade Tafur, quien emplea técnicas de ‘upcycling’ y materiales o saldos que no se llegan a usar en las fábricas de producción. Con esto no se pierde de vista la exclusividad, pues hay piezas únicas reconstruidas trabajadas en denim, alpaca y algodón. “.
La tendencia no marca la moda ahora, sino el propósito, la durabilidad y la historia detrás de cada prenda”, sentencia la trujillana que usó registro fotográfico de la década de los 80 y 90 para inspirarse.
La fidelización de los clientes en lugar de la masificación
Omar Valladolid es un nombre mucho más conocido desde el Lifweek 2018. Desde entonces hay una clara transformación, no solo en su lado creativo, sino como gerente de una marca. Antes quería hacer las cosas por su cuenta, pero halló en la alianza de diseñadores una forma de enfocarse más en su producto y ordenar su negocio.
A diferencia de otros colegas que han buscado ampliar su mercado ingresando a tiendas por departamento, él decidió fidelizar a su cliente poniendo énfasis en cada detalle, en la caída de cada manga.
Lo más difícil de ser diseñador en el Perú, señala, es enfrentarse a que la mayoría perciba la moda como algo demasiado superficial. “Hay interés pero también miedo”, menciona Valladolid, quien explica que para muchos la ropa de diseño está reservada a ciertos niveles socioeconómicos. Él aclara que las prendas potencian la personalidad e imagen, y eso escapa de la clase social a la que se pertenece.
El también profesor de Senati presentó su colección “Naturaleza emprendedora”, una muestra de su trabajo que se inspira en las mujeres que se atrevieron a iniciar un negocio o cumplir un sueño durante la pandemia.
“Todo con el fin de proteger a sus familias. Las ves ahora en las calles trabajando protegidas, con un estilo distinto, de película”, cuenta el diseñador que partió en esta idea creativa mientras conversaba con su amigo y compañero de trabajo Jordy. Esa fuerza y entereza de las mujeres decidió plasmarla a través del animal print.
Pasar de la confección a medida a la línea ready-to-wear
Fátima Arrieta dejó de lado, por un momento, de vestir a novias para aventurarse por una línea ready-to-wear inspirada en el graffiti y continuar su anterior colección basada en arte chicha. Acostumbrada a tener un taller y supervisar cada movimiento de su negocio, estos dos años le mostraron que es posible crear una colección a distancia.
El reto era ahora mantener el atractivo de la línea, a pesar de no ser a medida. Los estampados de telas creados por su propio equipo le dan ese toque de exclusividad a la marca que Arrieta temía perder. Con ello ha sido posible crear casacas, pantalones, leggins, vestidos camiseros, blusas y chalecos. “Todo más cómodo pero aún con estilo”, enfatiza.
El negocio de vestidos de noche era sostenible, pero con esta nueva faceta ha podido llegar a clientes nuevos e incluso a provincias. “Le he agarrado el gusto porque no tengo que hacer tantas pruebas y todo va más rápido”, indica Arrieta. Además, sostiene que “hacer ropa a medida tanto tiempo me ha servido para tener en mente que cada producto va a encontrar un cuerpo. Es decir, hay un pantalón para la más caderona, otro para la más bajita”.
Ahora trabaja en el diseño de la página web a través de la cual venderá su nueva línea.
“Siempre hay muchas preguntas, entonces el reto es que en la página se puedan especificar todos los detalles posibles para que el cliente quede satisfecho con el envío”, concluye la diseñadora.