Marina Bustamante recibió muchos “no” en su vida, pero eso solo la impulsó a seguir en busca del anhelado “sí”. Los cinturones y bolsos de cuero que empezó a hacer desde los 17 años en el garaje de su casa se convirtieron en una marca: Renzo Costa. Cuatro décadas después, el negocio que
inició en una galería del Jirón de la Unión, sigue en pie. Y ella celebra desde su casa bailando en “Reels” de Instagram, por ejemplo. “Soy moderna y me gusta estar al día con lo que sucede en el mundo”, sostiene.
Empezó muy joven...
Y en una época en la que era muy difícil que una mujer emprenda. Por ejemplo, en la sala de espera de los bancos era la única. Muchas veces me dijeron no y entonces yo pensaba: debo buscar el sí. Fue difícil pero no imposible.
¿Cómo fue integrando a sus hijos en el negocio?
Me llevo muy bien con Renzo. Lo formé de una forma especial. Desde niño le gustaba el negocio y no todos a esa edad son así. A él le gustaba acompañarme a las curtiembres y sus juguetes eran los cueritos, los adornos de las carteras. Vivió en ese ambiente pero de una forma lúdica, y eso lo hace apasionado por su trabajo.
¿Y su hijo menor?
Cuando vivía en Perú hacía las campañas de fotografía. Ahora, desde Australia hace recomendaciones en cuanto a moda y belleza.
¿Un emprendedor trabaja más arduo que un gerente?
Al inicio sí. Luego te toca buscar gente profesional y dejarte ayudar. Si trabajas siempre de manera empírica te vas a quedar ahí.
¿Qué nunca se debe olvidar en una empresa familiar?
Lo más importante es respetar las áreas, deslindar responsabilidades, tener buena comunicación y siempre digo: nunca extender la mesa de directorio hasta el comedor. En el hogar no se habla de negocios y viceversa.
¿Cuál ha sido su talón de Aquiles?
No saber delegar y desconfiar del potencial o capacidad de otras personas. Me pasó por 20 años. Yo quería hacerlo todo, creía que podía hacerlo mejor y eso es falso. A veces el error se paga caro con el deterioro de tu salud física o mental.
¿Le costó incorporar alguna idea que le sugirieron sus hijos?
Sí hemos tenido discusiones, pero nos respetamos. Además, soy moderna y en las locuras que se le ocurren a mi hijo mayor finalmente tiene razón. Siempre le digo a Renzo que es como el rey Midas porque todo lo que toca lo convierte en realidad, productividad, por no decir en dinero. Por eso nos va bien, por el ímpetu que tiene.
Por eso sacaron una línea de chocolates y perfumes...
Siempre digo: ¿Y por qué no?, como los niños. La clave es buscar hacer las cosas con excelencia. Por ejemplo ¿quiénes son los reyes en los perfumes? Los franceses. Trabajamos con una empresa de allá. Así, en zapatos están los españoles; en cinturones trabaja bien Portugal.
¿Qué consejo puede dar a nuevos emprendimientos?
No te debes limitar a presentar los productos. Eso lo ven los clientes en cualquier tienda, lo importante es qué historia puedes contar detrás de lo que haces. Por ejemplo, nosotros trabajamos con personas con discapacidad auditiva y mujeres del penal.
¿En qué un emprendedor debe ser disciplinado?
En convertir sus sueños en metas, ser creativo e innovador. Los jóvenes tienen más herramientas para salir adelante, informarse, estudiar y capacitarse.
¿Cuándo dejará totalmente el negocio?
Del trabajo ya me retiré, simplemente estoy jugando. Ya me divierto, estoy feliz en esta oficina, pero trato de quedarme solo hasta mediodía y luego me voy a casa.
¿Qué hace allí?
Deporte, estoy aprendido a tocar guitarra, procuro estudiar siempre que es lo que más me apasiona. Desde hace 7 u 8 años estoy dando un espacio más personal a mi vida, Dedicándome a lo que no hice por mucho tiempo, pero tampoco puede decir que fui infeliz.
Siempre hizo lo que le gustaba...
Así es. En conclusión, podría decir que mi vida ha sido unas eternas vacaciones.
EL DATO
Reconocimiento. Marina Bustamante fue elegida por el premio IPAE como la empresaria del año 2020. Se destaca su trayectoria, historia de perseverancia y contribución al desarrollo empresarial, con un ejemplo de empoderamiento femenino e iniciativa privada ética.