El director de la institución, Carlos Valdez. (Foto: GEC | José Rojas )
El director de la institución, Carlos Valdez. (Foto: GEC | José Rojas )

La coyuntura obligó a hacer cambios repentinos, pero también creó nuevas oportunidades. Esta es la situación para la Escuela Nacional Autónoma de Bellas Artes del Perú. Su director general, Carlos Valdez, repasa a pocos meses de finalice su tiempo en el cargo, las acciones en el intento por democratizar el arte y el acceso a este.

Problemas por resolver

“Algunos docentes están más alejados generacionalmente de la tecnología, por lo que las capacitaciones permitieron integrarlos”, cuenta Valdez sobre las clases virtuales que actualmente ofrece la escuela.

Pero de alguna forma este sistema de estudio permite responder a la demanda de alumnos que desean ingresar. “Tenemos tres locales patrimoniales que son difíciles de mantener, lo cual siempre nos ha limitado en el número de ingresantes”, explica el director. De hecho, Valdez considera que hay la posibilidad de mantener el dictado de ciertos cursos a distancia después de la pandemia.

Sin embargo, las limitaciones del espacio físico no son un problema por olvidar. “Necesitamos mucha luz y ventilación por los insumos usados, así como mejorar el wifi. Pero instalar ventiladores o extractores dentro de las aulas es difícil al tratarse de patrimonio nacional”, detalla Valdez, quien culpa a la burocracia como uno de los principales obstáculos para hacer reformas.

Por otra parte, cuestiona que si bien la Marca Perú usa el patrimonio cultural como imagen promocional hacia el exterior, no se hace el mismo esfuerzo por cuidar otras manifestaciones de cultura más allá de la arqueología.

“Pensar en dónde se ubican los principales centros culturales del país demuestra que el arte tiene como pauta las diferencias étnicas y socioeconómicas”.

“Machu Picchu se va a acabar. Por eso, no basta con que existan escuelas de arte, tiene que haber también espacios de acceso a este y para sus profesionales”, sentencia Valdez, quien comenta cómo los alumnos lideran movimientos que involucran a comunidades como adultos mayores, comedores populares y demás. “Son proyectos alternativos al sistema de galerías o museos. Crean sus espacios y van articulándose como actores sociales”.

Publicaciones

Parte de los proyectos de la escuela en estos meses ha sido publicación de una colección de seis libros acerca del proceso artístico en el Perú. “Recopilamos teoría y crítica de arte de autores peruanos cuya obra estuvo diseminada”, indica Valdez. Muchos artículos se rescataron de revistas fuera de circulación.

Esta se enviará a casi 40 escuelas de formación artística, así como a bibliotecas de universidades.

La segunda publicación es sobre patrimonio de la escuela a cargo de especialistas que hablan sobre arte arquitectónico, pintura y escultura de la institución.