Violeta Orozco Arbulú es CEO de Konecta Perú. Cuenta que el equipo de la compañía comenzó con 60 trabajadores y ahora son 13,000. “Nuestra obsesión fue mantener la mayor cantidad de puestos de trabajo al iniciarse la pandemia”, cuenta la ejecutiva.
¿Qué rescata de ese proceso?
La actitud con que tomó todo el equipo el reto. Algunas cosas también mejoraron. Antes los colaboradores se tomaban tres días al mes en trasladarse a su centro de trabajo y regresar a sus casas.
¿Y qué será lo difícil cuando acabe todo esto?
Tenemos gente joven que extraña a sus compañeros. Así que vamos a trabajar ese modelo híbrido y va a ser retador.
¿Qué carrera estudió?
Soy abogada de profesión. Hice mi carrera en el sector financiero y luego de 15 años empecé a trabajar en Konecta. Siempre trabajé con equipos muy grandes desde joven. Aquí empecé con una de las primeras fuerzas de venta del país y estaba conformado solo por mujeres.
¿Qué ha aprendido de ellas?
Rescato la sororidad que hay entre mujeres. Cuando tienen oportunidad de trabajo, ellas salen adelante y se vuelven dueñas de su propio destino. Algunas antes solo habían cuidado a sus hijos y se insertaban al mercado laboral con 40 años de edad y llegaban a ser sectoristas o gerentes. He visto muchas mujeres salir adelante e incluso terminar relaciones en las que ya no querían tener dependencia económica.
¿Cuál es el sacrificio que ha hecho en su carrera?
Disfruto tanto mi trabajo que no he visto las cosas alrededor de él como un sacrificio. Lo que sí me ha pasado es que por estar tan metida en él, se me ha olvidado darme un tiempo para mí misma. Pero tengo un compromiso tan grande con la gente, que ver su desarrollo compensa cualquier esfuerzo.
¿Qué hace en ese tiempo que lo dedica a usted?
Me gusta mucho viajar, conocer sitios nuevos. También leo, pero más temas relacionados a negocios, todo aquello que puede implementar en la compañía. Ahora he descubierto actividades que antes no hacía y que ahora disfruto. La cocina es una de ellas. No es que sea la mejor cocinera, pero disfruto hacerlo y creo que me sale bien. También pinto.
¿Qué pinta?
No hago cuadros, sino que pinto mandalas. Me relajan muchísimo los fines de semana o por las noches.
¿Cuáles son sus especialidades en la cocina?
Los guisos me salen mejor. La cocina es para mí algo más intuitivo que de receta. Creo que tengo buen gusto porque me gusta comer bien. Así que voy recordando sabores, la forma de cocinar de mi hermana y mi madre. Tengo buena memoria y si no recuerdo algo, doy una llamada.
¿Cuál es el ingrediente esencial en su estilo de liderazgo?
Lo más importante es formar. Me considero una líder mentora. Soy fuerte y si me preguntan ¿qué hago bien?, respondo: desarrollar equipos de alto rendimiento.
¿Qué tan importante es que los ejecutivos tengan voz sobre la coyuntura?
Los empresarios debemos ser activistas. Ya pasó la época en la que uno se quedaba callado. Tengo que ser líder en temas que interesan a nuestros equipos como diversidad, inclusión, bajos recursos, equidad de género. Participo en gremios porque no solo es decir, sino actuar.
¿Ha apoyado marchas políticas?
He participado de las marchas por el Día del Orgullo con otros CEO y con mi equipo. Fui a apoyarlos para que vean que su líder está con ellos. Y cuando son políticas, son libres de ir también porque vivimos en una democracia y quiero seguir viviendo en ella.