El confinamiento que nos hemos visto obligados a seguir por la pandemia ha convertido a nuestros monitores en la principal ventana hacia el mundo exterior. Estudiamos, trabajamos, nos entretenemos y hasta nos capacitamos a través de ellos.
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Como todo, además, esto llega acompañado de nuevos retos, especialmente para los generadores de contenido. En ese sentido, los conferencistas ahora no temen que su público se pare del asiento y abandone la sala, sino que en un par de segundos cierre la aplicación con un clic. Por ello, dos especialistas nos dan algunas recomendaciones para mantener vivo el interés durante toda nuestra presentación virtual.
Preparación previa
Como si de un partido de fútbol se tratara, la parte más importante de una charla no se da en el campo de juego sino en los entrenamientos.
“Ya sea un entorno virtual o presencial, no existe diferencia para captar la atención de una persona. El reto es el mismo. Hay ciertos conocimientos previos que son, básicamente, entender cuál es el mensaje que quieres posicionar. Y eso requiere identificar a quiénes te dirigirás”, señala Rafael Ayala, gerente de Comunicaciones para Siemens Perú, Ecuador y Bolivia.
“Uno debe responder a cuatro grandes preguntas: ¿conozco bien a mi audiencia, el contenido del que hablaré, mis destrezas como orador y el ambiente donde se dará la charla? Hoy solo ha cambiado la última”, añade Tomás Atarama, docente del programa especializado online en Gestión de Públicos en Contextos de Crisis de la Universidad de Piura.
“Ya sea de forma virtual o presencial, no existe diferencia para captar la atención de una persona. El reto es el mismo”.
Rafael Ayala, gerente de Comunicaciones para Siemens Perú, Ecuador y Bolivia
Saber cuándo golpear
Ambos especialistas coinciden en que el error a evitar es el de caer en un monólogo y más bien apuntar hacia una conversación.
“Golpea al inicio y comienza con una pregunta de alto impacto, relacionada al tema y que rete al público. Que entiendan que quieres conversar con ellos”, dice Ayala.
“El gran objetivo es asombrar a tu público. Recomiendo comenzar con una historia o anécdota que marque el tono emocional, con una pregunta o, finalmente, salir de la caja. Con esto me refiero a sorprender a tu público con un dato o una imagen totalmente inesperada”, añade por su parte Atarama.
“Recomiendo comenzar la presentación con una historia o anécdota, una pregunta o, finalmente, salir de la caja”.
Tomás Atarama, docente del programa especializado online en Gestión de Públicos en Contextos de Crisis de la Universidad de Piura
El reto del monitor apagado
Con un auditorio reemplazado por un monitor lleno de pequeñas ventanas –muchas de ellas con la cámara apagada–, la eventual pérdida en la retroalimentación entre el ponente y su audiencia es otro punto vital para tomar en cuenta.
“Un buen orador va al lugar donde dará la charla antes de darla, para conocerla. Esto ahora se traslada al entorno virtual, hay que volverse un experto en la plataforma”, opina Atarama. “Para las pantallas apagadas recomiendo preparar mucho más el contenido y el ritmo. Esto se logra mediante un ejercicio de empatía en abstracto. También se deberían tomar momentos para conocer cómo toma el público lo que está diciendo, sin abusar de esto”, añade.
“Debe haber interacción. Se debe permitir el involucramiento del público. Pero, además, el ponente no debería estar tan pendiente de si lo están viendo o escuchando. La preocupación principal debe ser que lo entiendan no cómo lo escuchen”, suma Ayala.