Arquitecto y alumno de Rock the Bubble, escuela de escritura creativa
¿Cuál será la última escena que veré antes de morir? ¿Uno podría ser capaz de dirigir el final de su película? Me refiero a la posibilidad de tener una muerte digna, eso de lo que nadie habla y que es el eje fundamental de “Cien cuyes”.
Nos preparan para vivir y, en algunos casos, hasta para subsistir, pero nadie nos prepara para morir. Obsesionados por avanzar en esa carretera sinuosa que llamamos vida, no nos detenemos a pensar en esos últimos metros antes de llegar a destino. Si tan solo pudiéramos elegir el lugar del adiós, llevarnos un olor dulce de nuestra infancia en esa bocanada definitiva o el sonido del mar para que nos arrulle como en la siesta feliz en alguna playa.
Los protagonistas de esta historia son un grupo de octogenarios que viven en una residencia para ancianos donde conocen a Eufrasia, la cuidadora. La novela está atravesada por muestras de complicidad, música, humor y, sobre todo, empatía. En las que el respeto por las emociones y sentimientos del otro, precisamente en los momentos finales, priman sobre las diferencias y distintas costumbres, que lejos de alejarlos, son las que terminan acercándolos.
Rodríguez nos convierte en cómplices de los ancianos que conforman el grupo de los Siete Magníficos. Cada uno con su mochila de historias, de tiempos mejores, sintiendo la fortuna de haberse encontrado con nuevos amigos, a una edad que más se acostumbra a perderlos. Una pandilla que llega a concebir un plan para ser ejecutado.
Eufrasia cumple el rol de única receptora ante la desesperanza profunda del grupo de viejos que ve cómo su ciudad se plaga de edificios, quitándoles vista y, sobre todo, vida. Aferrados a una nostalgia en sepia, recuerdan una ciudad con casonas, una costa verde sin tráfico, “los días de milkshakes en el Cream Rica y las noches frescas de auto cinema en Córpac”.
“Cien cuyes” me hizo pensar en mi propia muerte. En ese desenlace que, a veces, desvelado de madrugada, proyecto a oscuras en el techo de mi casa. Ojalá pueda tener un grupo como los Siete Magníficos para afrontar ese tramo, disfrutar el instante con la actitud de Tío Miguelito y sus lentes oscuros o tener listo el soundtrack perfecto, como Doña Pollo. ¿Qué si he pensado en qué canción elegiría para ese momento? Más de lo que pudieran imaginarse. Y ya que estamos aquí, dejo por escrito que sería una de AC/DC.
DATO
Gustavo Rodriguez, con su novela “Cien Cuyes”, es el segundo peruano en ganar el Premio Alfaguara de novela.
CLAVES
- Personaje. Jack Harrison, personaje de la novela y a quien está dedicado el libro, fue en realidad el suegro de Gustavo Rodríguez.
- Cine. La novela tiene por momentos un lenguaje cinematográfico, con primeros planos, imágenes y atmosferas muy bien logradas.
- Música. Toda gran aventura tiene un soundtrack y esta novela tiene uno que va desde el “Mambo de Machaguay” hasta ABBA, pasando por los Beach Boys.