Daisy Maskell, DJ de la emisora británica Kiss FM, se ha enfrentado a su silencioso mundo nocturno desde la niñez. Según la BBC, el insomnio la mantenía despierta durante las horas en las que los demás estaban dormidos.
En un nuevo documental de BBC Three, “Daisy Maskell: el insomnio y yo”, Daisy echa una mirada más profunda a ese desorden del sueño que la asoló desde los 9 años y cómo tuvo una recuperación sorpresiva.
“Decía que el insomnio era una ventaja en mi trabajo”
El término insomnio fue buscado en Google en 2020 más que nunca antes, según un estudio, mientras que otro indicó que el número de insomnes en Reino Unido aumentó de uno en seis a uno en cuatro, durante la pandemia. Como dice Daisy: “Este documental es muy oportuno”.
El aumento de personas hablando sobre el insomnio fue un motivo para que Daisy empezara a pensar más sobre su propio problema, y condujo a la producción del filme.
“He sufrido durante tanto tiempo... definitivamente ha cambiado durante mis años de adolescencia”, cuenta.
“Solía tener dificultades manteniendo el sueño, así que me levantaba muy temprano, y cuando llegué a la adolescencia tuve más problemas tratando de dormir. Cuando estaba en la escuela, no podía dormir durante la semana, pero caía rendida el fin de semana”.
“Cuando entras en la adultez y asumes más responsabilidades, ya no tienes ese espacio. Andaba con el tanque vacío sin poder recuperar el sueño perdido porque tenía otros compromisos”.
Algunas veces, el cansancio de no poder dormir llevaba a Daisy a cancelar planes, lo que aumentaba su sensación de aislamiento.
“Puedes experimentar efectos muy físicos del insomnio, pero yo siempre tuve más problemas con los efectos mentales y los efectos colaterales en mi salud mental”, dice. “Eso hacía que no quisiera ver a nadie y cancelar planes”
Como presentadora de un programa matutino, podría ser una situación curiosa o, tal vez, perfecta, depende de cómo se mire, y Daisy dice que la naturaleza de su trabajo hizo que no le prestara mucha atención a su condición en el pasado.
“Me encargué del programa matutino a comienzos de 2019. Dimos ruedas de prensa y entrevistas en torno al cargo que asumí, y ahora me avergüenzo en retrospectiva porque usé mi insomnio y el hecho de que no podía dormir como una ventaja para tomar las riendas del programa”, recuerda.
“No le di suficiente importancia, no reconocí las maneras en las que estaba sufriendo. Definitivamente lo utilicé como una ventaja. El tipo de trabajo en el que había entrado significaba sobrevivir con un mínimo de sueño”.
“No puedes excusarte por enfermedad cuando has pasado una mala noche”
Otra razón por la que le restó importancia a su insomnio, cuenta, fue por la narrativa y los estereotipos que hay en torno a la condición.
“Una de mis grandes esperanzas con este filme es generar conciencia del estigma que rodea a los desórdenes relacionados al sueño”, dice Daisy.
“El insomnio generalmente se asocia con un factor de estilo de vida, así que o te estás trasnochando en fiestas, pasando mucho tiempo en redes sociales, o jugando (en el computador) -eso es algo que definitivamente he experimentado, gente culpándome y mi estilo de vida. Eso no sólo no me valida ni mis problemas, sino me impide encontrar ayuda. No he querido ir donde un doctor o terapeuta por temor a que lleguen a la misma conclusión”.
“Cada vez que buscas en Google problemas con el sueño recibes una cantidad de consejos para dormir que pueden ir desde encender una vela, rociar la almohada, y eso está bien, puede crear un ambiente relajado, pero eso no me estaba ayudando y cuando me lo prescribían resultaba más frustrante que cualquier otra cosa”.
Aunque Daisy asegura que su jefe se portó “fantástico” la vez que se le pegaron las sábanas y llegó tarde al estudio, en otros empleos puede haber menos comprensión.
“No puedes llamar a tu jefe y decir ‘no puedo entrar hoy porque tuve una mala noche durmiendo’”, señala. “Los factores asociados con eso son la pereza, como cuando los adolescentes no se levantan. Es horroroso, sientes que no puedes comunicarte con nadie aunque estés sufriendo”.
En el documental, Daisy se junta con otros insomnes que han pasado por la misma incomprensión que la atemoriza. Ruan, un estudiante que compartió con su tutor cómo el insomnio afectaba su trabajo en la universidad, describe -un tanto incrédulo- la sugerencia del tutor de beber un poco de whisky.
“El trauma de la niñez continúa en la adultez”
Durante la filmación del documental, Daisy se dio cuenta de que su insomnio estaba arraigado en otras partes de su psiquis.
“Siempre sentí como si mi insomnio era producto de otra cosa, o que era un trauma que se me presentaba con la incapacidad de poder dormir, pero lo archivé en un rincón de mi mente”, dice Daisy.
El trauma que menciona fue el divorcio de sus padres, que ocurrió al tiempo en que desarrolló el insomnio. En el programa, visita a un psiquíatra, y finalmente su sospecha queda confirmada.
Aunque no todos los que sufren de insomnio han tenido serios problemas mentales, Daisy -una víctima crónica- dice:
“Me reivindicó y me dio un aire renovado que un médico profesional pensara de la misma manera que yo. Además, el diagnóstico de TEPT (trastorno por estrés postraumático) me impactó. No te das cuenta de que llevas el mismo cerebro toda tu vida, y las cosas que te afectan en tu niñez continúan en la adultez si no se tratan”.
Hay otros factores que también entran en juego. Daisy revela sus problemas con un desorden alimenticio, y una resonancia magnética indica que cuando su cerebro está en descanso está 30% más activo que el de la persona promedio, lo que significa que le cuesta más relajarse.
Por primera vez, pudo analizar su insomnio dentro de todo el contexto de su salud física y mental, y fue eso, al tiempo que encontró solidaridad de parte de otros insomnes, lo que la ha ayudado a dormir desde que completó el documental.
“Lo estábamos viendo como un tema de ¿qué fue primero: la gallina o el huevo? vinculado a la salud mental”, dice. “Todo el mundo tiene un detonante diferente que puede afectarle el sueño”.