La innovación se esconde en los detalles. Algunos objetos apenas superaron la fase de prototipo, pero lograron destacar en el preestreno del mayor evento mundial de tecnologías de gran consumo, que se celebra entre el martes y el viernes en Las Vegas.
Parabrisas algorítmico
Bosch, el gigante alemán de la ingeniería, presentó en el Consumer Electronics Show (CES) su “Virtual Visor”, una tecnología que se incorpora al parabrisas de un vehículo y utiliza la inteligencia artificial, el reconocimiento facial y los cristales líquidos para proteger a los conductores deslumbrados por el sol.
Una cámara sigue las sombras en la cara del conductor y unos algoritmos analizan su vista para oscurecer únicamente las zonas del parabrisas de donde llega la luz cegadora.
Los deslumbramientos causan miles de accidentes cada año, según un estudio de la autoridad estadounidense de seguridad vial citado por Bosch.
“A veces las innovaciones más simples son las que tienen el mayor impacto”, declaró Steffen Berns, presidente de Bosch Car Multimedia.
Un portavoz indicó que el grupo entabló conversaciones para vender esa tecnología.
Pienso, luego juego
La empresa emergente francesa NextMind reinventó el mítico videojuego Duck Hunt de Nintendo, que consistía en disparar a patos. Pero esta vez el jugador no necesita un mando o una pistola electrónica, sólo tiene que concentrarse intensamente en el pato pixelado para matarlo literalmente con la mirada.
Para conseguirlo hay que colocarse una cinta en la cabeza con sensores situados en la parte posterior del cráneo, a la altura del córtex visual.
La tecnología capta las señales neuronales para entender las intenciones del usuario y las traduce en aplicaciones adaptadas.
El jugador tiene la sensación de controlar directamente la imagen en pantalla con su mente, aunque puede llevar unos segundos de concentración hacer explotar un pato.
NextMind tiene previsto vender kits de desarrollo para profesionales como los editores de videojuegos o compañías que trabajen con la realidad virtual.
Una lámpara para la dislexia
La dislexia no es una enfermedad, sino un trastorno de la lectura que no se puede curar, explica la compañía francesa Lexilife. Pero algunas herramientas y un largo trabajo con expertos pueden facilitar la vida de las personas que la padecen.
Los disléxicos tienen dos ojos llamados “dominantes” en lugar de uno, lo que produce una especie de efecto “espejo” que nubla la vista y dificulta la distinción entre una b y una d, por ejemplo.
La lámpara diseñada por Lexilife emite una luz pulsada y modulada que suprime ese efecto. Estará a la venta a finales de enero.
Electricidad sin cables
La empresa estadounidense Teratonix propone generar electricidad a partir de las ondas electromagnéticas para suministrar energía a los sensores domésticos o urbanos, que se multiplican en esta era del internet de las cosas. Con esa innovación ya no se necesitarían cables ni pilas para esos pequeños dispositivos que miden la temperatura o los movimientos, por ejemplo.
Hay un gran cantidad de ondas de radiofrecuencia en el aire, tanto en la calle como en los hogares, ya que son generadas por el wifi o las antenas de telefonía móvil.
“Tuvimos esa idea hace 10 años, publicamos nuestra investigación hace cinco, y registramos una patente el año pasado”, cuenta Johnny Huang, el confundador de Teratonix. “Ahora estamos llevando a cabo una prueba con (la empresa petrolera) Shell”.
En el futuro, la compañía prevé integrar su dispositivo en las costuras de la ropa conectada para optimizar el funcionamiento de los sensores.