El Banco de Pagos Internacionales (BPI) observa que la pandemia ha impulsado los pagos minoristas con tarjeta y el comercio electrónico, pero advierte de desigualdades porque no todo el mundo tiene el mismo acceso a los pagos digitales.
En un capítulo de su informe económico anual del 2020, adelantado este miércoles, el BPI dice que “COVID-19 ha impulsado los pagos sin contacto y ha resaltado las carencias en los sistemas de pago, especialmente para los pobres y los que no tienen una cuenta bancaria”.
Por ello, los bancos centrales deben reaccionar a la rápida innovación digital ya que son guardianes de la seguridad e integridad del sistema de pagos.
La pandemia ha puesto de manifiesto tanto los progresos como las carencias en los pagos.
Los pagos digitales han permitido que muchas actividades económicas continuaran en internet durante la pandemia, por ejemplo la compra de comestibles y otros bienes esenciales.
Pero “debido a un acceso desigual, los grupos de bajos ingresos y vulnerables afrontan dificultades al pagar o recibir financiación”, según el BPI, cuya sede está en la ciudad suiza de Basilea.
Algunos bancos centrales han advertido de que el rechazo de los comerciantes a aceptar efectivo podría crear una “carga excesiva” a aquellos que tienen opciones de pago limitadas.
Algunos gobiernos, como el de Estados Unidos, han dado las ayudas a la población mediante cheques, que tardan más tiempo en procesarse y tienen más riesgos de fraude que las transferencias bancarias.
En otros países, los gobiernos han usado nuevas opciones de pago digital.
“La crisis ha amplificado los llamamientos para avanzar en un mayor acceso a los pagos digitales de los grupos vulnerables y para que los servicios de pago sean más inclusivos y tengan costes más bajos”, según el BPI.
La pandemia también ha producido un colapso de las transacciones transfronterizas al reducirse la movilidad por las restricciones a los viajes y al turismo.
Las transacciones transfronterizas mediante Visa cayeron 19% en marzo, respecto al mismo mes del 2019, según datos del BPI.
El banco que asiste a los bancos centrales de todo el mundo también prevé que las remesas vayan a caer 20% en el 2020 porque los emigrantes han perdido su trabajo o se enfrentan a una gran incertidumbre.
Su asesor económico y jefe de estudios, Hyun Song Shin, considera que “los bancos centrales tienen una función esencial en salvaguardar el sistema de pagos apoyando la confianza en el dinero”, y por consiguiente la seguridad de los pagos minoristas para el consumidor.
El BPI, que celebra su asamblea general anual el 28 de junio y publicará el informe económico completo el 30 de junio, también prevé que la crisis por la pandemia de COVID-19 va a acelerar la demanda de pagos más rápidos, convenientes y seguros.
La crisis actual puede acelerar cambios en los pagos, pero también alberga nuevos riesgos.
La pandemia ha puesto de manifiesto la interdependencia entre países, pero las respuestas políticas han sido principalmente nacionales.
Por ello el BPI insta a impulsar la coordinación y dar pasos para prevenir o reducir la fragmentación en los sistemas de pagos transfronterizos.
Otros aspectos como la política de competencia y la privacidad de datos también se han abordado fundamentalmente a nivel nacional en un momento en el que ha aumentado el nacionalismo económico.
Aquí, los bancos centrales también pueden impulsar en comités y foros internacionales como el G20 la coordinación política internacional, al apoyar la integración de los pagos transfronterizos y no solo los sistemas de pagos nacionales.