Reconstruir la democracia requiere identificar y resolver los problemas que han originado las dificultades que hoy tenemos. Ha quedado evidenciado que el actual sistema no ha generado resultados inclusivos y sostenibles para todos, promoviendo sentimientos de injusticia en las personas que han ido alimentando un incremento del populismo en todo el mundo.
Diversos indicadores globales nos revelan que hay una creciente falta de confianza de las personas en que los gobiernos cumplan su labor de garantizar igualdad de oportunidades y en las corporaciones, pues piensan que el sector privado se preocupa sólo por generar ganancias.
En este episodio, Gisella Benavente, CEO de Axia Consulting Group y especialista en estrategias non-market y gestión de crisis, explica la importancia de reconocer que empresas no están desligadas de la sociedad en la que operan y, por tanto, requieren redefinir su propósito en torno a la creación de Valor Compartido para garantizar su sobrevivencia en el largo plazo.
Benavente recuerda que la actividad comercial de las empresas se encuentra inmersa en un sistema en el que intervienen diversos actores de manera interdependiente que influyen en ellas. “Las compañías no son simplemente actores económicos y no sólo necesitan interactuar con sus trabajadores, clientes y proveedores, sino con la sociedad en general y el gobierno”, señala.
Dado el probado impacto que tienen los asuntos sociales, políticos y medioambientales en las operaciones y en la continuidad de los negocios, para que las ventajas competitivas sean sostenibles en el largo plazo se requiere incorporar también estos temas a la estrategia de la empresa para afrontar los desafíos de manera integral.
Creando Valor Compartido
El profesor de Harvard Business School, Michael Porter, reconocido mundialmente por sus teorías económicas, y Mark Kramer, introdujeron por primera vez en 2011 el concepto de “Crear Valor Compartido”.
Benavente recuerda que ya en el 2011 la confianza en las empresas estaba cayendo en picada. Desde entonces -hace 10 años-, se percibía que las compañías estaban prosperando a costa de la sociedad y del medio ambiente, y los esfuerzos desplegados en proyectos de responsabilidad social empresarial no estaban generando cambios reales.
En ese contexto, la antigua visión del capitalismo planteaba que las empresas contribuyen suficientemente a la sociedad a través de la generación de utilidades y la generación de empleos que proporcionan un salario; y, en este sentido, los problemas sociales no son de su incumbencia.
Es por ello, que cuando Porter y Kramer publicaron su artículo “Creando Valor Compartido” en la revista Harvard Business Review, se inició un movimiento global buscando redefinir el rol de las empresas en la sociedad alrededor de una idea simple pero muy poderosa: el éxito de las compañías y el progreso de la sociedad son interdependientes. Este es el principio del Valor Compartido.
Benavente explica que el Valor Compartido es una nueva filosofía empresarial que busca evolucionar el modelo de responsabilidad social corporativa, utilizando el “core” del negocio para promover un cambio social, planteando la necesidad de que las organizaciones piensen en su desarrollo siendo consecuentes con la sostenibilidad social y ambiental.
Las empresas necesitan crear valor para la sociedad, pues no es posible generar ganancias a costa de la capacidad de sobreponerse de la propia sociedad donde operan. “Esto implica enfocarse no sólo en la velocidad de crecimiento hoy, sino considerar de dónde obtendremos los recursos para seguir creciendo y sobreviviendo en el futuro” sostiene.
Las compañías pueden crear valor económico creando al mismo tiempo valor para la sociedad y Porter plantea tres formas de hacerlo:
1. Reconcibiendo productos y mercados, lo que implica una exploración continua de las necesidades de la sociedad para descubrir nuevas oportunidades de satisfacerlas.
2. Redefiniendo la productividad y la cadena de valor, entendiendo que los problemas de la sociedad pueden crear costos económicos y por esta razón se requiere internalizar esos problemas y atenderlos en aras de beneficiar a la sociedad y a la empresa.
3. Construyendo clusters de apoyo para el sector en el área de influencia de las empresas, pues mejora la productividad dado que los proveedores locales capaces fomentan una mayor eficiencia logística y una colaboración más fácil. Desarrollar capacidades locales más sólidas eleva la productividad y garantiza la supervivencia del negocio, lo que ha quedado evidenciado durante la pandemia.
Así, las empresas deben poner fin a la visión del Valor Compartido como un costo operativo, porque de eso depende su propio progreso y existencia.